Después de la saga con aire de blockbuster que se marcó Dan Slott en Nuevas formas de morir, Panini Cómics nos trae Lazos de familia, tomo que recoge un puñado de historias de transición a la espera de la siguiente gran aventura de esta recopilación de Marvel Saga para El Asombroso Spiderman.
«¡Yo no quiero matarte, Spiderman!«
Ese aire de impasse se nota en el irregular interés de las aventuras recogidas. Tenemos algunas como la protagonizada por Flash Thompson, bastante interesante y cuyas consecuencias tendrán recorrido en el futuro a medio plazo del personaje; y hay otras, como la concerniente a Jackpot bastante intrascendentes, pero que tienen, al menos, el interés de profundizar en el contexto del momento (como el registro de superhéroes auspiciado por la guerra civil).
Es decir, de fondo se tocan temas interesantes y se exploran el pasado y circunstancias de viejos conocidos de la franquicia arácnida, pero en su conjunto al lectura de este volumen puede hacerse un tanto tediosa al no haber una dirección definida, presentar relatos alejados del foco y no percibir evolución o avance en la historia general. Lazos de familia vendría a ser la versión veraniega de los programas diarios de actualidad: caras menos habituales reclamando su cuota de protagonismo y aventuras con poco recorrido difíciles de encajar una vez empieza el curso.
Con todo, hay una historia que pretende sembrar de cara al futuro a corto-medio plazo de la serie apostando por Cabeza de Martillo y el Señor Negativo. Martin Li lleva ya bastante tiempo sembrando dudas sobre sus verdaderas intenciones detrás de Festín y son pocas las ocasiones que hemos tenido la oportunidad de ver su faceta villanesca sin ambages. Así que Joe Kelly (acompañado de un Chris Bachalo lejos de su mejor nivel) se planta toda una historia de orígenes para Cabeza de Martillo que conecta con la actualidad de la colección y el citado Li. Pero más allá de arrojar luz sobre la amenaza que van a representar ambos villanos en el futuro próximo, la aventura carece de un verdadero interés. También porque no son pocas las villenas en las que Bachalo se muestra especialmente confuso y cuesta seguir el hilo. Y si cuesta seguir el hilo en un cómic de superhéroes es que hay algo que está realmente mal hecho.
Pero al final, como suele suceder en este tipo de tomos, siempre hay una o dos aventuras que salvan el día. Y estas son una brevísima y divertida historieta protagonizada por Jonah Jameson y un peculiar chantajista (escrita también por Joe Kelly) y la colaboración en dos partes de Spiderman con el Castigador, guionizada por Zeb Wells. Dos relatos del tipo que apetece leer cuando salen recopilaciones o antologías, funcionan muy bien de manera autónoma, captan sobremanera el espíritu de sus personajes y no requieren estar al día de la actualidad de la colección.
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