Chris Claremont escribe una de las historias más importantes e influyentes sobre La Patrulla-X.

Puede que estemos ante la mejor historia jamás escrita de La Patrulla-X; o al menos ante una de las más influyentes. 32 años después de su publicación (1982), Dios ama, el hombre mata sigue estando de rotunda actualidad. Un hecho este que si bien habla maravillas del trabajo de Chris Claremont, dice muy poco de nosotros como sociedad.

La novela gráfica que tenemos entre manos pone a Xavier y sus estudiantes en el punto de mira de William Stryker (el mismo enemigo al que se enfrentaran en X-Men 2 [Bryan Singer, 2003]) y su cruzada antimutante. El aquí reverendo recurre al fanatismo religioso para crear una corriente de opinión favorable a su causa y arrinconar al homo superior, que se ve, como pocas veces, contra la espada y la pared.

A pesar de desarrollarse con un tono bastante clásico, el arranque de la historia y algunas de las secuencias que van salpicando toda la trama son muy duras y apelan casi a un público más «adulto». Unas secuencias necesarias, que cargan las tintas sobre las intenciones de Claremont de hacer pervivir la historia pasen los años que pasen porque, como decía antes, la denuncia explícita que hace el autor en la obra, siguen de lamentable actualidad. El sesgo social que hoy día es más un complemento para adornar las historias, en Dios ama, el hombre mata, es parte primordial del contenido. Está por ver como habría sido el libro de haberse escrito hoy día. Estamos ante una historia muy reivindicativa; la situación de los mutantes (como tantas veces se argumenta acertadamente) es extrapolable a cualquier minoría religiosa, étnica o social. Primero fue la población negra y más tarde los homosexuales, pero ambas comunidades pueden encontrar un reflejo en la causa mutante y en cómic tan idealista y pacificador como este.

Aunque más allá de su (importante) carga política, lo que hace especial a este volumen es la forma en que sintetiza años de relatos mutantes. Dios ama, el hombre mata, recoge todo lo que La Patrulla-X representa, sus ideas y temas. Sin ser una historia para iniciarse, si es un relato altamente recomendable para cualquiera, neófito o fan.

Si alguien dice que el cómic de superhéroes es cosa de niños, no sabe lo que dice. El cómic de superhéroes tiene el mismo poder metafórico que el cine de ciencia ficción, o cualquier relato fantástico. Bien narrado (como es el caso) capta al lector y transmite su mensaje de una manera más profunda que una historia más directa. Estas tienen un primer impacto más potente y visceral, pero son aquellas, las que disfrazan su discurso con una careta más «apetecible» o «evasiva», las que prenden la chispa de la reflexión a un público bastante más, que no llega al relato condicionado por el mensaje, sino que se adentra en él movido por esa actitud evasiva que le vende y acaba disfrutando de esa máscara e interiorizando el discurso. Pensándolo bien, quizás los cómics de superhéroes sí sean cosas de niños. Si son capaces de prender la chispa en ellos y conducirles a construir un futuro más esperanzador, que así sea.

Dios ama, el hombre mata, incluye además un extensísima (y estupenda) entrevista con Chris Claremont, además de otra charla con Brent Eric Anderson (el dibujante), un artículo sobre la participación del genial Neil Adams en el proyecto, varios bocetos suyos y una galería de portadas. Imprescindible.