«Tengo un billete nuevecito de cien pavos para quien lo haya adivinado«
La última vez que a Marvel le sobraron personajes con poderes (mutantes en aquella ocasión) lo solucionó sumiendo a una raza entera en el profundo abismo de la extinción. Ahora, cuando la reaparición del gen X y la apertura de las tramas a las zonas más insondables del universo hacen presagiar una nueva oleada de nuevos personajes (y la recuperación de «viejos amigos» largo tiempo olvidados), toca hacer de nuevo «limpieza de primavera» y librarse de aquellos caracteres que, por la razón que sea, no han logrado hacer mella en el público objetivo.
Y mira tú por dónde que hay dos series actualmente cerradas cuyos personajes no han terminado de darse a conocer (en la mayor parte de los casos) y de los cuales no se había explicado en ningún momento qué les deparaba el futuro. Me estoy refiriendo a los hijos de los villanos (los Runaways) y los productos de la Iniciativa que vienen a ser los alumnos de la Academia de Vengadores. No diré por aquí que no merezcan una segunda oportunidad muchos de estos personajes (X-23 ya tiene sus buenos diez añitos y nos tenemos que remontar a 1940 para oír por primera vez hablar de Cuervo Rojo), pero el nuevo panorama que ha configurado Marvel Now! no ofrece mucho hueco para la experimentación con estos caracteres. Y menos aún con series protagonizadas por personajes olvidados como Morbius o los Inhumanos en camino.
Con todo esto en mente, Dennis Hopeless recupera al villano Arcade para emular una suerte de Battle Royale en la que todos estos personajes secundarios tendrán una última oportunidad de brillar con luz propia… o de apagarse para siempre (o hasta que la Casa de las Ideas vuelva a recuperarlos)
«Resulta difícil culparla por ser violenta«
Hopeless se ha levantado como el defensor de las causas perdidas en este nuevo y reluciente universo Marvel. A esta obra hay que sumarle la divertidísima Cable y X-Force para tener frente a nosotros a las dos caras de la manera de trabajar del guionista. Si en la serie protagonizada por el hijo del futuro de Scott Summers Hopeless coge a un grupo de personajes desterrados y perseguidos para darles un fin común y volver a lanzarlos al estrellato; en esta, sin embargo, nos cuenta cómo en el resto de las ocasiones los personajes perseguidos acaban siendo masacrados. Ya por el enemigo o por ellos mismos.
Porque en Avengers Arena (titulo anglosajón de la serie) el guionista hace un estudio muy similar al que nos dejó la novela de Koshun Takami (y ya puestos, William Goldling y su Señor de las Moscas) sobre la naturaleza humana en situaciones de tensión creciente. Los tres autores coinciden en que el ser humano termina volviéndose contra sí mismo, retrocediendo a un estado primitivo de matar o ser asesinado del que sólo un evento fortuito (o la aparición de un enemigo común) puede hacerle escapar.
Es por esto que Los Vengadores Arena es un cómic muy negativo y desesperanzador. Está bien escrito y los flashbacks nos ayudan a conocer mejor a los personajes y hasta encariñarnos con ellos antes de que el señor Dennis decida acabar con ellos. Pero el problema al que se enfrenta esta serie es que, a no ser que Arcade termine instituyéndose como el mal común al que derrotar, Avengers Arena no deja de ser un lento goteo en el que la única pregunta que ronda la cabeza del lector es la de: «¿Quién demonios sobrevivirá?«.
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