Oh-Roh

Oh-Roh: De pelo en pecho

Oh-Roh«¡¡Esta mujer no se va a ir con nadie!!«

 

Llega hoy a nuestras manos una obra muy interesante. Por sus autores y por el momento en el que fue publicada por vez primera. Sobre los primeros poco hay que contar si sois fanáticos de la cultura japonesa: Buronson (Yoshiyuki Okamura) es la cabeza detrás de la mítica serie de El Puño de la  Estrella del Norte (actualmente siendo reeditado por Planeta Cómic), mientras que Kentaro Miura es quien adía de hoy sigue publicando el salvaje y fantástico seinen Berserk en la revista Young Animal (tras pasar por varias editoriales a lo largo de los años, actualmente Panini lo publica en España). Oh-Roh, que es como se titula el manga que nos ocupa hoy, se publicó por vez primera en 1989, cuando el guionista de este cómic ya era un artista de renombre y su dibujante acababa de ganar el séptimo concurso ComiComi Manga School con una primera aproximación al manga que se comenzaría a serializar un par de años después (entre 1989 y 1990).

 

En Oh-Roh (como pasaría más tarde también en Japan) se reunieron el talento de una estrella consagrada, el de la estrella emergente y una manera de hacer cómics y contar historias que hoy ni tan siquiera tendrían cabida en una tanda de novedades. Nos lleva de vuelta a un concepto del hombre y de la masculinidad que ya está extinto (y quien lo ponga en duda no vive en 2021), pero que no empaña una gran historia y un sentido de la épica innegable. El dibujo, pese a no llegar a los extremos salvajes a los que sí ha llegado Berserk, se recrea en una brutalidad y una violencia que van más allá de las vísceras desparramadas para hundirse en la intensidad de las miradas y la solemnidad de las expresiones y las frases que pronuncian los protagonistas.

 

«¡¡Mi espada ha destrozado a decenas de miles de soldados en el campo de batalla!!«

 

Me permite este manga, además, volver a leer a Miura diez años después de la reseña que publicamos de su principal obra en esta revista. En este manga se observa a un mangaka que aún estaba perfeccionando su estilo, pero que ya tenía muy claro cuál era este. Tanto los soldados enemigos (con ciertos rasgos de bestialismo) a los que se enfrenta el protagonista cuando es expulsado de la arena como los personajes de proporciones desmesuradas y músculos tallados a cincel son marca de la casa. El propio Iba (el protagonista), de hecho, cuando realiza su primera aparición en la arena de gladiadores se da un aire inconfundible a Gatsu (o Guts, dependiendo de la traducción). Aún diría más, y es que el dibujo de este manga (publicado en tomo único de apenas tres capítulos, aunque en 1990 encontraría una continuación) va evolucionando y es bastante más rico y complejo cuando llegamos a sus últimas páginas.

 

Oh-Roh

Oh-Roh

 

El argumento huye (y no) de las tramas de las dos grandes obras de estos mangakas. Entre el futuro post-apocalíptico y la fantasía medieval Buronson y Miura nos hablan de unos personajes que viajan en el tiempo desde el momento presente y hasta los tiempos de Gengis Khan y las invasiones mongolas. Iba se debate entre la ventaja que le confieren sus conocimientos históricos y el miedo a que cualquier intromisión en la Historia cambie el destino del mundo para peor… pero mientras decide qué rebana unas cuantas cabezas y participa en algunos acontecimientos históricos que, sin saberlo él, lo irán introduciendo en la madeja de los hilos con los que el destino teje la historia de la humanidad.

 

Oh-Roh resulta una lectura muy interesante para todo aquel aficionado al manga que quiera asomarse al pasado y es una compra imprescindible para quienes hemos crecido con los espadazos de Gatsu o los puñetazos de Kenshiro.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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