Panini Manga nos propone un nuevo acercamiento a la obra de Bukimi Miki con la publicación del segundo volumen del manga Shy en el que una joven llamada Teru, superheroína de Japón, debe vencer no solo a peligrosos enemigos, sino a una terrible timidez que le impide alcanzar todo su potencial. En este segundo tomo vemos como se esfuerza por superarse y ser la mejor versión de ella misma.

«Te… ¡Te equivocas, hombre! ¡Soy Shy!»

Este nuevo volumen comienza con emociones fuertes, dando respuesta al cliffhanger con el que concluyó el tomo inicial. Shy contra Stardust. Si ella pierde tiene que colgar las mallas. Como podéis imaginar, nada de eso se da y nuestra heroína sale victoriosa de esta prueba. Por el camino, sin embargo, descubre nuevas capacidades sobre las que decide poner todo el empeño para aprender a dominarlas. Así, la amenaza de Stigma queda aparcada y solo volvemos a saber de él cuando ya estamos alcanzando el final de la lectura. El grueso de la misma lo ocupan el duelo de nuestra protagonista con Stardust y sus esfuerzos por aprender a tener más confianza en sí misma y vencer el bloqueo que le provoca la vergüenza patológica que tiene.

Bukimi Miki dilata excesivamente la narración, de tal forma que apenas hay un avance en la trama general del manga. Tampoco busca profundizar en el contexto del mundo que ha creado. Sí que presenta a algunos héroes (como los de China o Suiza), pero con la intención de azuzar a su protagonista y desarrollarla, más que para explorar posibles subtramas, como sí sucedía con Spirits, la defensora rusa. El peligro de servir la historia con tanto sosiego es que se puede enfriar, y eso se nota en algunos de los capítulos intermedios del tomo, que no pasan de la mera anécdota.

En este segundo volumen Shy parece apostar más por el melodrama y el llamado slice of life o modos más cercanos al costumbrismo que al dinamismo y la acción que se le presuponen a un relato con superhéroes como protagonistas. Sea como fuere, Shy sigue sorprendiendo.