El Ragnarök que sufrieron los dioses asgardianos y los coletazos del Thor cibernético que hizo su aparición en Civil War presagiaban un futuro poco prometedor para el dios del Trueno dentro del siempre cambiante universo Marvel. Hasta la llegada de J. Michael Straczynski a la serie. Y es que hablar del guionista de Nueva Jersey es hablar de una de las mejores etapas de El Asombroso Spiderman. Con él en trabajando la historia y Olivier Coipel (Dinastía de M) al dibujo, el sol volvía a brillar en el futuro de Thor.
Marvel Deluxe recoge ahora los seis primeros números de Thor vol. 3 (numeración americana) aparecidos entre septiembre de 2007 y octubre de 2008. Con un tono muy filosófico en sus primeras páginas la serie arranca con la «vuelta a la vida» del dios nórdico y sus esfuerzos en recuperar el esplendor de Asgard. Personajes como Donald Blake o Tony Stark tienen una importancia vital en la construcción del nuevo escenario en el que Thor debe desenvolverse. Un escenario que surge de las consecuencias directas de la citada Civil War (aunque su lectura no es imprescindible para comprender la historia, salvo para contextualizar alguno de los conflictos que se presentan).
«Hablando en nombre de todos, algo que siendo alemán tiendo a hacer, es un placer conocerle al fin, Dr. Blake»
Sin duda, uno de los aspectos más interesantes de esta nueva etapa del dios del Trueno es su mirada crítica hacia la realidad. No faltan tópicos (acertados o no) como la frase que hemos destacado, pero tampoco faltan alusiones a la actuación de las autoridades competentes (personificadas en los superhéroes) durante el nefasto Huracán Katrina o al rumbo que está tomando la sociedad: mayor seguridad – menor libertad. Straczynski dota a Thor de un tono más político en el que la mirada externa del dios (alejado durante un tiempo de la realidad terrestre) le convierte en un testigo objetivo al que no le tiembla el pulso al actuar. No falta tampoco la característica «superioridad» de Thor hacia quienes le rodean ni su tendencia a actuar antes de reflexionar. Detalles clave para el avance en determinados puntos de la trama.
El Ragnarök, al tiempo que el fin, supone el comienzo de una nueva era. Se plantea como una tabla rasa, por lo que las posibilidades son innumerables. Tanto en relación al rumbo de los acontecimientos como a los personajes. Estos últimos además, nos deparan alguna que otra sorpresa realmente prometedora de cara al devenir de la serie. Y con las expectativas tan altas, el villano de la función y la resolución del conflicto que representa nos bajan de la nube, ya que la explicación se da en seis viñetas. La sensación de confusión es muy grande y la única opción es dar lo sucedido por válido y pasar página.
Este primer tomo no sigue un arco argumental propiamente dicho. Hay un contexto general y unas motivaciones que van guiando al protagonista que se mantienen desde la primera hasta la última página (que nos da un final abierto que ha de resolverse en el próximo volumen), pero las tramas que giran alrededor de esta estructura no están (en apariencia) muy relacionadas entre sí. Constituyen más bien pequeñas aventuras que nos van dando las herramientas para construir el mundo de este renacido Thor. Estrategia muy lógica, ya que se parte más o menos de cero, pues tras su trágica desaparición del universo Marvel, lo primero es poner unos nuevos cimientos y reubicar al héroe.
Un explícito «continuará…» puede resultar muy doloroso cuando sucede en pleno clímax. La espera para el próximo volumen se hará muy larga para los nuevos creyentes.
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