X-Men

X-Men #30: Rompiendo barreras

Las primeras impresiones que tuvimos acerca de esta nueva etapa de los X-Men no han hecho sino confirmarse. Es cierto que con solo dos entregas publicadas y en mitad de un arco argumental esta puede ser una afirmación excesivamente aventurada, pero las bases para que se convierta en una estupenda colección están ahí.

 

«Eres más fuerte que el azul, pero tu fisiología externa parece inferior»

 

Esta es una serie de gente-X en la Brian Wood trasciende el género de sus protagonistas. Lo que prima es la aventura, no la lucha de roles… al menos a un nivel interno, porque a uno más formal la apuesta por las chicas-X es evidente. En este número solo aparecen dos varones y su repercusión en la trama es más bien accesoria, sirven de catalizadores para que las protagonistas actúen.

 

X-Men

 

La trama ideada por Wood si por algo destaca es por su sencillez, su desarrollo evoca a las mitificadas etapas de Claremont y Byrne, en las que recordemos, Jean Grey se reivindicaba una y otra vez como uno de los miembros más importantes del equipo (la versión que Bendis ha construido de la joven telépata en La Nueva Patrulla-X va mucho más allá, convirtiéndola en la líder del grupo). Así, al menos por el momento, quien espere complejas historias llenas de ramificaciones y consecuencias que se sientan en otras cabeceras, que lo haga sentado. El guionista quiere que sus personajes exploten sus capacidades al máximo y establezcan una dinámica de grupo en la que puedan dejar aflorar su lado humano. El objetivo final está en normalizar la acción, ninguna de las heroínas intenta ocupar el rol de sus compañeros, son ellas mismas. Son X-Men.

 

Así, mientras de una parte la colección reivindica un papel más relevante para las mujeres, de otra se lucha por romper las barreras de género. Mujeres, hombres, ¿qué más da mientras los personajes sean atractivos y muestren carácter?

 

«Ha prometido portarse bien y hablar bajito»

 

Wood no es estúpido y sabe que este equipo de mutantes le ofrece posibilidades a las que es imposible renunciar, y Shogo, el bebé rescatado por Júbilo, abre un abanico enorme de ellas. En primer lugar pone a la joven protagonista en el camino de la madurez al tener a un crío a su cargo. Un camino, el de la maternidad, sobre el que parece que se profundizará en los próximos números. En segundo lugar Tormenta adquiere un papel que abarca mucho más que el de líder del equipo o el de mentora. Ella es la esencia de la serie y las tramas abiertas nos permiten ahondar en varios aspectos de su persona. Así, mientras que en la lucha contra el enemigo de este arco muestra su lado más aguerrido, con Júbilo (antigua pupila) no puede evitar comportarse de forma más protectora.

 

Con su dibujo, Olivier Coipel capta con gran maestría los pensamientos de las protagonistas. Sus miradas expresan muchísimo. A nivel general el acabado de su trabajo mejora considerablemente al número anterior, poco a poco va cogiendo el pulso a la serie.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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