Magi. El laberinto de la magia #2: Necesidad de tiempo

Magi: El laberinto de la magia
Volvemos a adentrarnos en el mágico mundo de Magi con este repaso a su segundo volumen.

Magi: El laberinto de la magiaDada la velocidad con la que se publican los shonen en Japón, más cuando se trata de series que aparecen semanalmente como es el caso, sacar conclusiones tras un segundo tomo, es precipitarse bastante. Así, tras refrendar las impresiones del primer volumen, lo único que se puede sacar en claro es que hay que darle tiempo a Magi para pulir sus defectos y potenciar sus aciertos.

Es indiscutible el buen hacer de la mangaka Shinobu Ohtaka para concebir un relato muy entretenido, con unos personajes fácilmente identificables y unos conflictos sencillos pero eficaces. El tono aventurero y pensado para un público joven está muy marcado y tras la presentación de los principales protagonistas en el volumen anterior: Aladdin, Alibaba y Morgiana, la autora dedica su atención a terminar de definir lor roles de sus personajes en la aventura a la que se van a sumergir de aquí a nada. Porque en el fondo este no deja de ser un volumen introductorio, presentando el primer gran conflicto y uniendo a los jóvenes héroes.

Algunos de los desaciertos apuntados en el primer artículo han sido subsanados en este segundo volumen, como puede ser esa molesta figura del narrador. Consecuencia de tener a unos personajes ya identificables y tener una acción en curso. Esas explicaciones en tercera persona ya no son necesarias cuando ya tenemos personajes que pueden hacer esa función. Por contra, seguimos encontrando algunos fallos en los diálogos, que parecen fuera de contexto y no guardan relación con las viñetas a las que referencian.

Pero, al igual que el tomo anterior, las buenas sensaciones que va dejando la historia, así como su estupendo dibujo, auguran un futuro envidiable a Magi en su camino por ofrecer una entretenida aventura con la que pasar un buen rato de evasión lectora.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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