Nos adentramos en tiempos de la Antigua República para concoer a la Tribu perdida de los Sith.
Con este cuaderno de La tribu perdida de los Sith: Espiral (que incluye los cinco comic-book originales publicados por Dark Horse) nos reencontramos con John Jackson Miller, autor versado en relatos ambientados en la época antigua de la saga y que ahora adapta / reinterpreta sus propias novelas cortas (recogidas en el volumen Lost Tribe of the Sith: The Collected Stories, 2012).
La historia, ambientada casi 3000 años de los acontecimientos narrados en las películas nos traslada a un remoto planeta llamado Kesh que se encuentra bajo el dominio de unos sith quienes, ante la imposibilidad de abandonar el orbe, se asentaron en él tomando el poder. Lejos de injerencias de los Jedi o la orden de los Sith, esta «tribu» seguiría su propio camino viviendo de forma pacífica. Un interesante contexto que libera a esta serie del peso de decenas de lecturas para entender la historia. Ni siquiera de la novela antes citada a la que sirve como continuación, ya que en las primeras páginas el escritor se esmera por resumir los hechos más importantes para que el lector pueda adentrarse en la aventura con toda la información necesaria.
Estamos ante una aventura accesible a todo el mundo pues, salvo por las referencias a la fuerza, las espadas láser y los Jedi, podríamos estar ante una aventura de dos jóvenes obligados a entenderse para hacer frente a una amenaza común al tiempo que hacen unos descubrimientos que cambiarán su forma de ver su propio mundo. Nada que nos vaya a sorprender, pero que tampoco desmerece el género. Miller sabe lo que tiene entre manos y es lo que ofrece al lector: una entretenida historieta de aventuras y acción aderezada con la mitología de la saga.
A pesar de todas las buenas intenciones estamos ante un título menor dentro de la franquicia galáctica. Como prólogo a futuras aventuras (el final deja abierta la posibilidad de seguir explorando las vidas de los protagonistas) puede funcionar, pero como relato independiente le falta gancho. En gran medida lo poco trabajado de sus personajes principales, muy arquetípicos y poco definidos, por lo que resulta complicado llegar a empatizar del todo con ellos y acompañarles en su viaje.
Aunque si hay un aspecto a mejorar es el apartado gráfico, obra de Andrea Mutti. El artista realiza un trabajo irregular, no termina de pillarle el tono a la historia, sobre todo en las escenas de acción que adolecen de falta de fluidez. A su favor, el diseño de personajes y los escenarios en que se desarrolla la acción.
En definitiva, una historia menor dentro del conjunto de relatos que abordan el universo de Star Wars pero que con un mayor trabajo en la construcción de los personajes y del dibujo podría convertirse en una interesante apuesta, especialmente para lectores neófitos.
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