Tener a Guillermo del Toro de productor es un arma de doble filo. Te garantiza una difusión y unos medios que de otra forma solo serías capaz de imaginar, pero te pide un alto precio. Es tu ópera prima y padrinos como del Toro hay pocos, así que aceptas. ¿Quién no lo haría? Andy Muschietti aceptó, y muchos de nosotros habríamos hecho lo mismo. El sello del Toro enfanga el debut del que promete ser uno de los directores a tener en cuenta en los próximos años.
El prólogo es inmejorable, anclando la historia en el contexto de la crisis socioeconómica que nos están haciendo pagar y presentando el mal que acecha de forma contundente. La primera hora es excelente. Aún yendo por territorios conocidos por los amantes del género, Muschietti consigue meter el miedo en el cuerpo con una formidable puesta en escena, manteniendo siempre el equilibrio entre el cuando mostrar y cuando sugerir. Destacan aquí esas escenas de «terror diurno», esas que ocurren a plena luz del día y sin necesidad de adelantar o potenciar el susto con música; aportan cotidianeidad a lo sobrenatural, generando un malestar mayor.
El relato se enturbia cuando llega el momento de dar explicaciones. Se convierte entonces en un batiburrillo de referencias donde los ecos a The Ring y al remake (marca del Toro) de No tengas miedo a la oscuridad se hacen insoportables. Por el motivo de siempre: ¿otra vez? Mamá se vuelve un film efectista, pero con poca chicha e interés, por no hablar de ese desenlace si no impuesto, sí «sugerido» por el productor mexicano y al que solo le faltaba meter un fauno en el bosque. Un aspecto que resulta muy interesante es comprobar la forma en que se ha insertado el corto original (que data de 2008) en la historia y como le han dado una vuelta a la escena en cuestión. Estupendo guiño de Muschietti al trabajo que le abrió la puerta del despacho de Guillermo del Toro.
Y mientras Nikolaj Coster-Valdau paseaba por el set (su protagonismo es casi anecdótico, entra y sale de la acción como por arte de magia), es una pena que nuestra Academia de Cine vea bien que los niños trabajen, pero muy mal que reciban reconocimientos por sus interpretaciones. Megan Charpentier y (sobre todo) Isabelle Nélisse nunca ganarán un Goya. De esa rockera convertida a la fuerza en madre, Jessica Chastain, ¿qué decir? ¿hay alguien que no esté a sus pies?
Mamá es un ejemplo más (¿cuántos llevamos?) del buen cine de género que se hace desde España. Si Guillermo del Toro no metiera tanto la mano quizás su creatividad y buenas intenciones iniciales habrían dado más de sí. Con todo, una apuesta para pasar una noche de miedo.
Deja un comentario: