Después de algún tiempo sin saber de él, nos reencontrarnos con las colecciones del hombre de acero de Grant Morrison y el de George Pérez con este repaso de sus últimas aventuras publicadas en grapa hasta la fecha: los números 7 (correspondiente a la serie original americana de Superman), 8 y 9 (de Action Comics). En estos tres tebeos asistimos a duelos de altura con Supergirl o Capitán Cometa y a la presentación del Superman de Tierra 23.
«¡Kal-El! ¿Qué pasa aquí? ¿¡Te has vuelto loco o qué!?«
George Pérez pone punto final al arco argumental que ha enfrentado a Superman con una serie de alienígenas de origen desconocido que han puesto en jaque a toda Metrópolis mientras que ahondaba en el debate de si el héroe kriptoniano es un peligro o un mesías. Y lo hace a lo grande: dando la bienvenida a la colección a la primísima Supergirl con quien el joven Clark tiene algo más que palabras (en un duelo emocionantísimo); y convirtiendo al protector de la Ciudad del Mañana ¿en un ser dictatorial?
La cuestión que lleva sobrevolando en la presente saga desde su inicio, la de si Superman es más causa que solución de los problemas de Metrópolis, aquí alcanza su punto álgido y el guionista ya no se pregunta si es una u otra cosa, sino qué pasaría si realmente impusiera su propia ley.
¿La resolución de la trama? Como ocurriera con la de Brainiac, resulta un poco descafeinada; así como necesitada de demasiadas explicaciones para justificarse.
«¡Podría quemarte las partes del cerebro que te llevan a hacer daño a la gente!«
En el nº 8 de la cabecera española de Superman reanudamos las andanzas de un joven Superman 5 años en el pasado haciendo frente a una nueva amenaza: Nimrod el cazador. Un hombre que pretende darle caza como si de un animal salvaje se tratara. Sin embargo el enemigo es lo de menos, el interés del capítulo radica en las motivaciones de Clark, en sus aspiraciones por hacer del mundo un sitio mejor y sus frustraciones por no poder hacer más. Unos ideales que le llevan a actuar encolerizado contra un despreciable asesino a resignarse ante una Liga de la Justicia que ve al supregrupo más como una excusa para ver a los colegas que como la llave para lograr «equidad y justicia» o, como lo ve Batman «una banda de estadounidenses de armas vivientes autoritarias«.
El presente tebeo da también la oportunidad a Sholly Fisch de centrarse en los allegados a Clark Kent y hacer un retrato del intrépido periodista a través de sus miradas. Y aunque este relato transcurra después del primer episodio del número 9 (circunstancia que señalan al principio), no supone ningún problema seguir la trama.
Y como añadido final (o inicial, ya que es la primera historia del tebeo) Morrison nos presenta a Calvin Ellis, o lo que es lo mismo, el Superman de Tierra 23. Un relato que habla de los peligros que se esconden en el multiverso de DC y que depara más de una sorpresa con guiños a la actualidad política norteamericana… ¿o a una posible visión de los estadounidenses de sus mandatarios? Lo mejor es descubrirlo. Puede ser una táctica oportunista o una interesante reflexión sobre la concepción que tiene su sociedad del mundo.
«Acabo de leer todos los manuales de medicina que existen. Ahora o nunca«
Superman es el no va más. Todo el trabajo realizado por Morrison hasta ahora por humanizar al personaje se viene abajo en este número 9. Las cosas que hace son increíbles. Se le podría justificar por el contexto, sí, pero el desapego que se produce en el lector ante el kriptoniano está ahí… habrá que ver como lo reconduce en próximos números. Además, la sensación de déjà vu es bastante fuerte. Algunos de los recursos utilizados por George Pérez en el nº 7 como la lectura de los recuerdos «en ambos sentidos» es utilizada también por Grant Morrison. Y con idénticos resultados.
Por primera vez en la colección Clark Kent (obligado por las circunstancias) pasa a un segundo plano (aunque manteniendo, incluso acrecentando, su importancia) y es su álter ego superheroico el que toma el protagonismo. Él y Adam Blake (Capitán Cometa) que hace su presentación en el nuevo universo DC respetando su origen clásico. No así la pequeña Susie, sobrina de Lois Lane que dará que hablar en el futuro más o menos inmediato de la serie.
Resulta interesante como los orígenes de los dos héroes se contraponen formando las dos caras de una misma moneda. El autor quiere dejar muy claro que parte fundamental (quizás la más) de que Superman sea como es, se debe a la educación que recibió de los difuntos Jonathan y Martha Kent.
La trama que nos presenta Grant Morrison tiene claros tintes proféticos, con menciones a realidades alternativas que siembran más dudas que respuestas en el lector, quedándole la misma cara de circunstancias que a Clark en la viñeta anterior al epílogo de la historia. Estamos al mismo nivel de conocimiento que el protagonista… ninguno. Las misteriosas revelaciones que tienen lugar en este capítulo marcarán el devenir de Superman.
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