Las altas presiones es de esas obras que encierran mucho enseñando poco. Ángel Santos dirige su segunda película después de Dos fragmentos / Eva, donde habla sobre «un viaje que va del desarraigo y la imposiblidad de volver a casa. «Es lo mismo que volver atrás en el tiempo«, asegura el director y también coguionista junto a Miguel Gil. Aquí hacen una fuerte crítica al cine, a la imposibilidad de hacerlo o no hacerlo, y también con el tema universal: el amor. Porque en esa vuelta a casa que hace Miguel, el protagonista, se encuentra con los amigos de siempre y con las nuevas posibilidades que tiene y las que dejó.

 

El guion ha llevado un periodo largo de preparación. Lo estuvieron preparando hasta unas semanas antes del rodaje, como cada historia que va evolucionando. «He tratado de escribir mucho más que en otros proyectos anteriores«, comenta Santos. Y eso que la historia está llena de huecos para que el púbico la complete, una idea de la que partían desde el principio. «esta película plantea muchas preguntas pero da muy pocas respuestas; hace que el espectador se involucre y llene lo que falta«, afirma Andrés Gertrudix, el actor que da vida a Miguel. «Es cierto que pensamos incluir una parte previa al viaje, pero aparte de que se complicaba de cara al rodaje, también era cierto que era un riesgo porque luego se podría eliminar» –dice Santos– «el impulso era comenzar con el viaje«. La historia sin querer ser generacional, lo es. «Miguel vuelve a casa con treinta años y sus expectativas sobre cómo sería él a esa edad no se cumplen, así que está en un momento de paso, y con las cargas que acarrea de estos años, que pesan«, comenta Diana Gómez, otra de las actrices de la cinta.

 

 

Para hacer de este hombre que regresa, ha contado con alguien de confianza. Fernando Franco, el montador de película les presentó, y ahí surgió la conexión. «En cuanto conocí a Andrés, sí que ya vi al personaje con su rostro«, asegura. El resto del cásting vino con Marta Pazos, que también actúa en el filme; es directora teatral y amiga de Santos de la infancia, y buscaron gente que les aportasen a varios nieveles, «gente que creativamente aportase cosas a la película. Tratamos de incorporar sus vivencias«,  comenta el realizador.

 

Gertrudix define esta historia como «la vuelta a casa donde de alguna manera todos los sentimientos y emociones se reencuentran, y cómo te mueve eso, cómo alguien que se está volcando y está buscando su camino y su sitio. Y en ese momento vital se produce una serie de reencuentros que le reorientarán o no«.  El actor  que ha hecho varios trabajos el pasado año (Purgatorio, Lasa y Zabala, o La herida en 2013) hace un principal muy en la línea de sus papeles de 10.000 noches en ninguna parte, El árbol magnético, personajes en proceso de búsqueda. «A mí me encantaría hacer comedia, pero esto parece que va en departamentos estancos, pero estoy deseando desmostar que puedo hacer más cosas«, dice.

 

Sobre Las altas presiones, explica que es una obra claramente autoral, «nuestra intención cuando la hicimos no era retratar a un generación, pero sí un momento de tiempo concreto que es el ahora. Lo que nos gustaría es que dentro de unos años se revistara la película y hablara del momento presente. somos conscientes de que a priori y por el tipo de película que es, por las salas en las que se estrena, por la magnitud, es una película pequeña y que tiene su público muy concreto y de alguna manera limitado por el gran público. Creemos que ese gran público se puede acercar ahora o con el tiempo y que se pueda hablar de ello«.

 

 

Un proyecto que se mueve en la sencillez gallega
«Ángel tenía la intención de hacerla políticamente, pero no es una peli política, ero si expone los conflictos que puede tener alguien como yo hoy en día. la sensación de soledad, desamor, de un trabajo que te llene y te complete. La historia enseña esa deslocalizacion natural a la cual se ve abocada mucha gente de nuestra generación» dice Gertrudix. «Cuenta muchas cosas sin contarlas -dice Diana- Ángel quería naturalidad y a mi me gustaba la idea de hacer cosas que sin plasmarlas«. Juan Blanco (Todo el mundo lo sabe), otro de los secundarios de la película, dice que le llamó la cotidianidad, «la sencillez al hablar de cosas más profundas. Esa es también la forma de trabajar con Ángel: es muy de dejar que las cosas fluyan, no se preocupa tanto por la construcción de personajes, sino más de montar esto y vamos a ver cómo sale«.

 

Las altas presiones ofrece además una postal muy autóctona. Cielos grises y paisajes verdes se mezclan entre los restos de una etapa industrial muy próspera.»Sin duda el paisaje influye mucho. Hay muchas zonas en España con fábricas abandonadas, pero no hay tanto contraste con el verde«, dice Blanco. «Es una película muy gallega porque habla de la vuelta a casa y del estado en que se encuentra uno ese hogar. Ángel retrata de una manera crítica, pero a la vez bonita decadentemente todo el paisaje posindustrial de la ría de Pontevedra y de Vigo. El paisaje da a la historia un peso, porque el significado de la película es la llegada del buen tiempo, que es lo que busca Miguel, la llegada de la luz en su vida» detalla acerca del sentido de su personaje.

 

 

La película es personal, pero no autobiográfica. «Es inevitable plasmar cosas de ti, pero escapamos de dar cuenta de nuestras vidas en los últimos años«, dice el director. «Pero hay muchas cosas que conozco y sí me gusta hablar de primera mano, pero es cierto que buscando la colaboración al escribir, he sacado al personaje de mi mismo«.

 

Sin duda y dadas sus declaraciones, estas presiones les han marcado, porque se han sentido como en casa. Después de ésta, vienen otras. Santos seguirá en la línea, «porque uno tiene siempre que responder a su intuición y su sensibilidad, no puedes forzarte a hacer algo que no puedes hacer. Lo que sí es cierto es que cada proyecto es una reacción a lo anterior, así que probablemente haya un reverso. Yo tiendo a dramatizar en exceso, y trabajar sobre  ese drama que, siendo potente, no se haga evidente«, aclara.