Pasada la resaca de un estreno un tanto irregular, la muestra Syfy iniciaba su primera jornada completa con un programa de lo más ecléctico: Kenshin, Grabbers, Boneboys y John dies at the end en el que la única nota común era la comedia, para bien y para mal. O lo que es lo mismo, vivimos un día de comedias pretendidas y comedias no pretendidas. Además, como novedad respecto al año anterior, cada jornada se completa con un cortometraje nacional.

El primero… Amor de madre. Eduardo Casanova en la dirección y Ana Polvorosa como protagonista de una historia de zombies con más de melodrama que de terror. Con un diseño artístico con una clara intencionalidad de irrealidad y unos efectos mejorables a todas luces, el debut tras las cámaras del joven intérprete de Aída se revela como una agradable sorpresa que deja florecer una fuerte influencia almodovariana.

Kenshin, el Guerrero Samurái llega a España, tras arrasar en la taquilla japonesa, directamente al mercado del DVD y el Blu-Ray (el próximo 10 de abril de la mano de Mediatres) En ella Keishi Otomo (más conocido en Japón por sus trabajos para la televisión) adapta el popular shonen manga de Nobuhiro Watsuki con una fidelidad que ha dejado boquiabiertos a los fans. Y quizá sea esta virtud su principal defecto, porque a fuerza de calcar y no adaptar la película pierde fuerza y ritmo en ciertos momentos cruciales. Lo que queda muy bien en el manga en la pantalla se ha traducido en más de una risa y/o bostezo por parte de los profanos. Olvidado este pequeño tropiezo, tenemos un film con una fotografía y una selección de escenarios exquisita y con unas interpretaciones que humanizan a los personajes de Watsuki sin hacer que pierdan el alma de la que el mangaka los proveyó en el cómic. Es decir, un filme que va a volver locos a los aficionados y cuya llegada en HD a nuestras estanterías va a ser mucho más que agradecida.

Takeru Sato protagoniza Kenshin, el Guerrero Samurái

Siguiendo el esquema de títulos como Slither (La Plaga) o El terror llama a su puerta, Grabbers enfrenta a un pequeño pueblo a una invasión alienígena. Una comedia irlandesa con seres de otro mundo que promete más de lo que realmente ofrece. Arranca con fuerza pero su humor se vuelve repetitivo, estirando el metraje mucho más de lo recomendable para un film sin chicha ni limoná.

¿Qué decir de Boneboys? El hazmerreír de la muestra. Entre malvados con tales problemas bucales que deben escupir cada vez que salen en pantalla, planos de la Luna usados como si fueran cortinillas de estrellas y un guión y una puesta en escena presumiblemente concebidas en un principio para una película porno son algunas de las claves de una de las cintas más «divertidas» (muy a su pesar) de esta edición del SyFy.

Chase Williamson en John dies at the end

Cerrando la jornada John dies at the end. Algunos dirán que Don Coscarelli murió en los ochenta (salvando quizás Bubba Ho-Tep); otros no entenderán nada tildándola de «bizarrada»; y habrá quienes vean una joya inclasificable. Sea como fuere, John dies at the end es de esos títulos que se resisten a abandonar los pensamientos. Viajes interdimensionales, profecías varias, monstruos demoníacos, mucho sentido del humor y una narración en flashback conforman un cocktail que bien podría ser una prima lejana de Donnie Darko como una metáfora sobre el abuso de drogas.