Parker

Parker: La máquina del tiempo

Las ganas de que la acción sea el género que fue parecen tener mayor insistencia en los productores que en el público actual. Hay películas que funcionan bien porque nos negamos a crecer y sentirnos niños otra vez siempre es bienvenido, y hay otras que significan la excepción que suele hacer acto de aparición de vez en cuando aportando algo digno (incluso alguna de éstas protagonizada por Statham).

 

Todos esos intentos al menos están modernizados. Aunando las temáticas tradicionales con los adelantos en sistemas de grabación, incorporando al argumento las nuevas tecnologías que permiten explorar otras tramas; es decir, aprovechando las posibilidades que te oferta el rodar una película en el siglo XXI. Y cuando no fuese el caso, el discutido homenaje o crear el enredo por el desfase tecnológico debería ser la excusa argumental.

 

Jason Statham en Parker

 

Pero no, ¿para qué? En pleno 2013 lo que la gente quiere es una cinta de gama baja instaurada en la mediocridad más ochentera. Se acepta el hecho de que si Jason Statham tiene su público no es precisamente por su capacidad introspectiva con la que aporte una riqueza inconmensurable al conjunto. Él es un tipo duro y hace cosas de tipo duro, cuanto más salvajes y disparatadas, mejor. Pero lo que suele envolver a cualquier personaje interpretado por The Stash lleva un aroma un poco más alejado del pachulí.

 

En esta ocasión los responsables han elegido olvidarse de necedades informáticas y tirar por donde saben que hace dos o tres décadas se rellenaba una película. Acomodados en esa idea nos cuentan cómo se le tiende una trampa a un ladrón y el intento de éste porque aquellos que le han traicionado aprendan valores, aunque para conseguirlo haga falta matarlos. Por el camino nos encontramos con puñetazos, patadas, navajazos, coches deslumbrantes, disfraces ridículos y una larga parafernalia de saldo sin espectacularidad ninguna. El resultado está más cerca de acabar exitoso como vídeo irónico en youtube que de recuperar inversión en taquilla.

 

Jennifer Lopez y Jason Statham en Parker

 

Taylor Hackford, quien en el pasado ha hecho cosas muy interesantes, nos brinda con su dirección un catálogo de la flor y nata de los clichés con un poco de cámara lenta por aquí, un par de zooms locos por allá, flashbacks mostrando una escena que ya ha sido enseñada 5 minutos antes (no se vaya a perder el espectador en esta densa selva de giros inesperados), semidesnudos gratuitos, enemigos con cara de ser malos y locos a la par y apariciones y desapariciones mágicas, que el tráfico es muy lento y JLo tiene que llegar a casa para el clímax.

 

Statham hace lo suyo sin poder ofrecer más (y sabemos que puede, porque lo ha demostrado) mientras que Jennifer López le da a su papel la estupidez necesaria para resultar totalmente intrascendente. El caso de esta mujer es particular ya que en la memoria del espectador reside como una reina de las taquillas pero la realidad es bien distinta y en este intento de volver a relanzar su carrera está más cerca de la hispana de Asalto al tren del dinero (Joseph Reuben, 1995) que de la sofisticación de su personaje en Un romance muy peligroso (Steven Soderbergh, 1998). El resto del reparto está conformado por estrellas televisivas y un Nick Nolte que tiene un personaje con un comienzo prometedor para difuminarse y terminar en alguna parte que la película no explica.

 

Sorprendente título fallido dado el equipo que tiene detrás; desde la novela original de Donald E. Westlake hasta el guionista John L. MacLaughlin, firmante del libreto de Cisne negro (Darren Aronofsky, 2010).

 

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados