Edens Zero es un juego de rol de acción basado en el manganime Edens Zero, de Hiro Mashima, creador de Fairy Tail (quizá su trabajo más conocido), centrado en Shiki Granbell y la tripulación del Edens Zero, una nave espacial que surca la galaxia en busca de aventuras. Toda una space opera de manual. Editado y desarrollado por Konami, el juego es una adaptación 1:1 de la obra original con un claro objetivo, que no es otro que ofrecer una experiencia al gusto del fan.

 

 

Esto puede salir bien y puede salir mal. Sobre todo si pensamos en el público ajeno a Edens Zero. Lo habitual en los juegos surgidos de cualquier licencia. En este caso, por desgracia, sale mal. Y nos explicamos. En su ánimo por ser fiel a la historia en la que se basa y en abarcar los máximos acontecimientos posibles, el juego adolece de una excesiva condensación de la trama, lo que se traduce en un escaso desarrollo de los personajes en favor de la acumulación de escenas. Esto conlleva a que sea complicado empatizar o encariñarse con unos personajes que siguen siendo prácticamente unos desconocidos pasadas varias horas. Y es que Edens Zero es un producto pensado para los fans del manganime original, no para el jugador medio de rol de corte japonés, que no encontrará nada realmente relevante que haga destacar la propuesta por encima de la media del género.

 

Y no hace falta avanzar mucho en la trama para darse cuenta de esto. Según iniciamos la partida por primera vez se carga una cinemática que -sin ningún contexto- resume todo lo que vamos a ver a lo largo de la aventura, la cual dura en torno a las 15 horas (que pueden aumentar de forma considerable si somos completistas). El porqué de este resumen previo lo desconocemos, pero recomendarlos saltarlo para evitar tanto la desorientación inicial como los evidentes destripes de la trama. Hay también, en este fragmento, una pequeña sección jugable de una escena correspondiente al capítulo cuatro del juego (sobre la cuarta o quinta hora de juego si completamos todas las tareas secundarias hasta el momento) que funciona a modo de tutorial, pero que, para quien desconozca la licencia, solo genera confusión respecto al argumento.

 

Luego sí, superado el prólogo cualquiera puede sumergirse en la dinámica, pero nunca se pierde esa sensación de tijera. Y teniendo en cuenta que nuestro grupo llega a contar con hasta ocho integrantes (jugables), la condensación argumental parece excesiva. Casi parece un resumen de la serie original aderezado con diferentes secciones jugables.

 

 

A este respecto, resulta curiosa la decisión de Konami de dividir la historia principal (a la que nos hemos referido hasta ahora) de todo el contenido secundario. Superado el prólogo y ya a bordo de nuestra nave, si acudimos al puente o a la sala de reuniones podremos elegir entre Historia y Exploración. La primera la imagináis, el argumento en crudo y sin rodeos. La segunda nos traslada a Blue Garden (planeta/ciudad que funciona como centro neurálgico del juego), a un escenario en el que podremos movernos con total libertad (ya sea andando, volando o con vehículos) y completar diferentes tareas y misiones secundarias. Estas son algo básicas, pero suponen un aliciente para conseguir diferentes recursos y, más importante, para descubrir más acerca de las historias de los personajes secundarios. Aquí, como todo, va por gustos. Habrá quien agradezca esta separación para ir directamente al turrón y quien -como nosotros- hubiera preferido una integración orgánica de esas tramas secundarias en la historia principal.

 

A nivel jugable, Edens Zero sigue subrayando su carácter de capricho para sus fans. ¿En qué sentido? En el de una excesiva simplicidad en sus mecánicas y desarrollo de las habilidades de los personajes. Contamos con un ataque normal, otro fuerte, una habilidad especial y un ataque definitivo; pero mientras que estas dos últimas tienen cierta variedad, los ataques convencionales tienden a parecerse muchos unos a otros. Esto es evidente, por ejemplo, en los casos de Rebecca y Weisz (nuestros dos primeros aliados reclutados). Ambos portan armas de fuego y sus movimientos básicos no difieren demasiado.

 

El combate en general resulta bastante básico, con poca profundidad. No ayuda tampoco la errática respuesta de los controles cuando, por ejemplo, queremos hacer una esquiva. Ni tampoco que si nos atacan con una ráfaga de disparos, a nada que nos dé el primero estamos vendidos, si te da uno te los comes todos, por más que insistas en saltar o esquivar. Así mismo el fijado de los enemigos tampoco funciona del todo bien, especialmente porque la cámara tiende a volverse loca cuando nos acercamos a alguna pared. Además de simple, el combate está muy poco pulido.

 

 

Pero como en todo, si miramos el vaso medio lleno, podemos darle la variedad cambiando en tiempo real al personaje que controlamos. Pulsando cualquiera de las direcciones de la cruceta podremos intercambiar a nuestro personajes entre los miembros activos del equipo (hasta cuatro). Esto es especialmente interesante si queremos optimizar estrategias (la habilidad especial de Witch es muy útil contra grupos grandes de enemigos, mientras que Shiki funciona muy bien para rematar a los rivales que ya están en las últimas) y aprovechar al máximo los ataques definitivos contra los jefes de cada capítulo.

 

Como juego de rol, Edens Zero es funcional, pero no pasa de ser una medianía. Hay opciones mucho más interesantes -y mejor trabajadas. Como regalo para los fans… aunque objetivamente no cambia nada, se pondera la experiencia de poder vivir en primera persona las aventuras originales de Shiki y compañía, así como disfrutar de la recreación de sus escenas más icónicas y de una apuesta visual por el cel shading que, por poco detallado que sea, siempre sabe lucir y que encaja perfectamente con una aventura de estas características. Es una pena que Konami no haya querido ver en Edens Zero una oportunidad para atraer a un público mayor a la licencia y que haya decidido contentarse con ofrecer lo básico para contentar al fandom.

 

Analizada la versión de PlayStation 5.