En este nuevo volumen de la Biblioteca Conan de Panini Cómics, el bárbaro y Bêlit ponen rumbo a Estigia. El destino no sorprende a nadie, pues la reina pirata siempre ha tenido dicha nación como objetivo de su personal venganza, lo que sí sorprende son las circunstancias que llevan a los amantes a embarcarse en dicha empresa antes de lo que pudieramos imaginar. En esta tanda de capítulos #69-75 USA se producen vitales revelaciones que marcarán el futuro a corto plazo de la colección.

 

«Tú eres parte de mí… igual que mi espada«

 

Aunque estas no se producen de inmediato. De nuevo, como sucediera en el volumen anterior, las circunstancias actuales de los protagonistas se entremezclan con capítulos en forma de flashback que recogen adaptaciones las historias originales de Robert E. Howard (no necesariamente protagonizadas por el cimmerio, pero adaptadas a él en las viñetas) y que sirven tanto para reposar la trama principal como, imagináis, para dar cabida a otro tipo de aventuras que eviten el agotamiento prematuro de la saga en curso (más que menos limitada al contexto pirata).

 

Así, el tomo arranca con una aventura de corte sobrenatural en la que un jovenzuelo Conan tiene sus más y sus menos con un pueblo vanir. Entretenida, sin más, Thomas encaja el relato poniendo al cimmerio de narrador ante Bêlit para contarle que su actual travesía a bordo del Tigresa no fue su primera experiencia con el mar y sus peligros. Hay otro lazo de unión, más temático y atmósferico, entre este anecdótico argumento y la saga que nos ocupa, y es la del carácter sobrenatural e inescrutable de las fuerzas que gobiernan el fondo del océano.

 

 

Una conexión que tiene lugar con la siguiente historia, de nuevo una revisión de un relato de Howard y que tiene lugar en dos partes. Los tropos se repiten y Bêlit y su tripulación (con el bárbaro como su segundo de abordo) van a parar a una isla rodeada de misterio. Gobernantes corruptos y damiselas en apuros, arquetipos habituales en la colección y en el subgénero de la espada y brujería por igual, son la nota dominante de una historia también entretenida que, además, vuelve a subrayar el carácter pasional de la Bêlit de Buscema y Thomas.

 

A partir de ahí, ya en el número #72 se inicia un argumento que nos llevará hasta el siguiente volumen de la colección y es que contiene las revelaciones apuntadas al inicio del artículo. Los autores van con todo, como bien ilustra la aparición de Thoth-Amon, todavía lejos de ser esa gran némesis de Conan, pero ya turbando sus sueños. En estas páginas Thomas aprovecha para profundizar en la caracterización de Bêlit, hasta ahora algo estereotipada en su rudeza (pero no carente de interés). Un conflicto que toca de cerca a la shemita les da la excusa ideal para mostrar sus contradicciones y humanizarla frente a un Conan especialmente empático que no duda en arriesgar la vida por su amada. En este punto, aunque quien figura en el título es el cimmerio, el protagonismo está más o menos equilibrado entre ambas figuras, para deleite de la trágica pirata.