Junto al veterano Timothy Truman Brian Wood es quizás el autor que mejor ha sabido capturar el espíritu de Conan y su salvaje y poderoso mundo en los últimos años. En Planeta Cómics lo saben bien y por eso han decidido recopilar en un único volumen su adaptación de la mítica La reina de la costa negra, de Robert E. Howard. 592 páginas (que recogen Conan the Barbarian #1-25) de aventura y pasión que nos acercan a una de las historias más importantes del cimmerio, una historia que definiría al personaje para siempre.

En esta aventura ante la que nos encontramos Wood describe a un joven e impulsivo Conan que, impelido por el magnetismo de la reina pirata Bêlit, se embarca en un viaje vital que le llevará a saborear las mieles del amor, así como su crueldad, y a conquistar un montón de hazañas que, de una u otra forma, irán dejando su poso en él. Este es un Conan arrogante como el que más, descarado y valiente, pero también vulnerable y temeroso como un niño, movido siempre por un corazón que no le pertenece a él, sino a su amada. Y a ella le sucede exactamente lo mismo, la devoción por el cimmerio la lleva a comportarse como una aguerrida guerrera o una joven desvalida. Brian Wood nos presenta a dos enamorados movidos por las emociones y por el deseo de estar a la altura de su compañero, lo que a veces les lleva a las dudas de no alcanzar el ideal que desean para su pareja.

En este Conan, hay multitud de saqueos, peleas a muerte, persecuciones, brujería… en resumen, ingentes cantidades de violencia y de pura aventura, todo lo que se espera de una historia protagonizada por el guerrero norteño; pero bajo esa superficie lúdica y frenética hay una profunda y trágica historia de amor que le aporta un interesantísimo valor añadido a la obra. A lo largo de la lectura se respira cierta tristeza y melancolía, quizás de aroma fatalista, como el espíritu de los cimmerios (descrito así por Wood en boca de Conan), ante la inevitable certeza de una pasión tan ardiente que no acabará bien, que quemará a los amantes sin remedio.

El autor es muy honesto con sus personajes y el presumible destino que les espera. Pero a pesar de eso, son felices teniéndose el uno al otro. Con la vida que han decidido llevar, una muerte violenta y temprana es una posibilidad real, pero no hace sino encender su furia y su pasión, viven cada día como si fuera el último. De esta forma, Wood imprime cierta resistencia de lucha a este romance de tintes dramáticos. Ciertas señales y auguruios ponen sobre aviso a los personajes, que no siempre quieren o saben cómo interpretar dichas señales, condicionados por su impetuosa juventud. Cabe reflexionar cuan diferente habría sido el romance entre Bêlit y Conan de haberse encontrado en otro momento vital. En determinado momento el guionista no se hace exactamente esta pregunta, pero sí se plantea una posibilidad basada en los deseos de los protagonistas y aporta aún más matices a la pareja.

En cuanto al trabajo artístico, este está muy repartido a lo largo de obra, con Becky Cloonan en un papel preponderante gracias a ser quien iniciara esta aventura junto al guionista. Pero no está sola en la misión de retratar el romance entre el cimmerio y la shemita. Leandro Fernández, Riccardo Burchielli, Paul Azaceta, Davide Gianfelice, Andrea Mutti, Mirko Colak, Declan Shalvey, Vasilis Lolos y James Harren completan el variado equipo de dibujantes de esta épica historia. Si bien tanto baile de artistas puede desorientar un poco y no todos los estilos funcionan igual, el tener a un único colorista (Dave Stewart) ayuda a lograr cierta coherencia visual y a subrayar la tonalidad que Brian Wood imprime a la historia desde el guion.