«Y así, la mayor guerra en la historia de la humanidad llega al fin a su desenlace…«

Momento para la reflexión y las consecuencias (la acción como tal ya terminó con los disparos que presenciamos en El Castigador #11) en el último número de la colección del Castigador que Jason Aaron ha firmado para Marvel. Tiempo también para despedirnos, al menos de momento, del guionista que tantos buenos ratos nos ha dado en la Casa de las Ideas y al que tanto agotamiento le hemos notado en la cabecera de los Héroes Más Poderosos de la Tierra. ¿Dejaremos de ver a Frank Castle por estos lares? Lo dudo. Más allá de que haya un volumen de Punisher MAX a puntito de ver la luz (por aquello de abofetearle en la cara a la coherencia editorial) y de que tarde o temprano Panini recopile estos doce números en un cómodo álbum que nos permita disfrutar de esta historia como se merece, al personaje se le ha concedido una salida y un universo propio en el que moverse, aunque se le haya despojado, quien sabe si ya para siempre, de sus símbolos y motivaciones.

Ya lo dije con el número del mes pasado, pero tanto Aaron como Marvel han desmontado de manera muy inteligente al que fuera uno de los antihéroes más exitosos de la editorial norteamericana. Maria Castle, devuelta a la vida de forma impía, se ha convertido en el castigo necesario para el Castigador, al despojarle de la fuerza motriz que lo ha movido durante su medio siglo de vida. La venganza y el castigo dejan de ser las excusas oficiales para que Frank mate hasta al apuntador y para que el personaje les de a los energúmenos de turno una suerte de ideal y ejemplo a seguir en su cruzada por empeorar la especie humana con su semilla. ¿Qué moverá ahora a Punisher? ¿Se someterá Frank a algún tipo de terapia psicológica allá donde haya ido a parar o cuando vuelva a nuestra Tierra? Lo que parece claro es que La Casa de las Ideas cierra la puerta a su continuidad tal y como ha sido hasta el día de hoy y condiciona su retorno a un potente lavado de cara.

«Algo me dice que, sea lo que sea, no será suficiente«

Para aquellos que ahora rechinen dientes y hablen de lo ‘mucho’ que pueda estar perdiendo Marvel, cabría recordar que si esta editorial está donde está hoy ha sido, precisamente, por saber cuando necesitaba modernizarse, cuando precisaba de la incorporación de nuevos rostros más acorde s con el tiempo que estamos viviendo y cuando necesitaba desprenderse de viejos iconos que ya no nos dicen gran cosa o, sencillamente, debía actualizar a los personajes de toda la vida porque ya olían a rancio. Es gracias a ello que han aparecido personajazos como Miles Morales o que Jane Foster pudo levantar el martillo de Thor (precisamente con guiones del tío Aaron). Y también es gracias a ello que personajes que podrían habersido planos como una hoja de papel, como Magneto, han podido evolucionar y hacerse más complejos, ricos e interesantes.

El Castigador #12

El concepto del Castigador llevaba años caducado. Más aún cuando ha terminado llamando a cierta clase de subnormales. La tragedia ha movido tradicionalmente a casi todos los héroes del cómic norteamericano y raro es el personaje que no ha perdido a padres, esposa, marido, perro, o hámster gladiador en el transcurso de sus historias originales. Y sólo unos pocos perturbados han decidido convertirse en unos asesinos de masas para compensarlo. Y de esos pocos sólo uno seguía en el terreno gris entre el heroísmo y la villanía. A Castle le toca renovarse o morir. O volver a los cómics cuando los brutales asesinos por venganza vuelvan a estar bien vistos por la sociedad.