Hulk #15 (#130)

Hulk #15 (#130): ¿Me bajo o no me bajo?

Hulk #15 (#130)«¿Por qué ibas a rodar un documental sobre el Increíble Hulk si no?«

 

Mirad bien la portada de Gary Frank y Brad Anderson que acompaña a estas líneas. Echadle un rato a su contemplación porque, más allá de ahí, pocas cosas merecen la pena en este Hulk #15 (#130) que nos trae ahora Panini. En el número anterior echamos el cierre a la primero ilusionante, luego espantosa y, finalmente, insignificante etapa de Donny Cates (rematada por Ryan Ottley) al frente del goliat esmeralda. Ahora, como si hiciera falta, la editorial nos ‘obsequia’ con un Anual que poco o nada nos importa, escrito por un David Pepose que tan sólo busca cumplir con lo pactado y que nos deja algo de espacio para unas cuantas páginas de preludio a la que será la etapa de Phillip Kennedy Johnson al frente de la colección.

 

Me ocurre algo con Hulk y es que me hastían en exceso las tramas en las que el pobre y débil Bruce Banner trata de huir de su monstruoso alter ego. Ya está demasiado visto. Jo*er, que Hulk tiene sesenta y un añitos de nada y Banner ya debería estar más que acostumbrado a su presencia permanente más allá de lo que ve con el rabillo del ojo. Es por eso que etapas como la de Planet Hulk o la del Alucinante Hulk de Greg Pak (con Hulk en un planeta a lo Conan o con Amadeus Cho al volante del gigante) me encantaron en el pasado y es por ello que la maravillosa etapa de El Inmortal Hulk de Al Ewing me enamoró. Pero desde entonces sólo he contemplado el desierto. La etapa de Donny Cates comenzó siendo confusa, avanzó hacia una nada gigantesca y ha terminado deshinchándose como un globo (y no ha ido a peor porque Ottley ha sabido salvar los muebles) y lo que se nos anuncia ahora no podría darme más mala espina.

 

«¡Sonríe para la cámara Hulk!«

 

Bruce Banner entrando en una cafetería y asustándose porque ve cada vez más cerca su transformación en un ser de pura ira. Así es como se nos presenta esta nueva etapa. Nada que no hayamos visto otras docenas de veces. Cambiará el enemigo y las motivaciones del mismo, pero está claro que esto es un regreso al punto de partida para el personaje. Una vuelta a los básicos ahora que no se nos ocurre nada nuevo e ilusionante que contar… Un aburrimiento anunciado que me hace plantearme una cuestión que hace tiempo viene rondándome la cabeza: ¿debería dejar de leer las aventuras del piel verde?

 

Hulk #15 (#130)

Hulk #15 (#130)

 

Me apena, porque le he cogido más cariño al monstruo que al humano que viste su piel de cuando en cuando y me gusta verle desatar su furia por ahí, pero sobre todo me gusta verle calmado, frío y capaz de grandes gestas, aunque éstas sean sólo para el propio beneficio. Me gusta, incluso, cuando Banner se vuelve tarumba y hace alguna gigantesca locura, pero no me gusta verle acojonado por una realidad que hace seis décadas que lleva persiguiéndole. Un consejo Banner: A estas alturas o te rindes o te aprovechas de tu transformación. O, como ya ha ocurrido en el pasado con Legión o está ocurriendo ahora con el Caballero Luna (excelente serie también en Panini), que se pongan de acuerdo tus personalidades para construir algo mejor, más interesante y más alejado de la expresión ‘lo de siempre’. Tus lectores (ya veremos si me incluyo) lo agradecerán.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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