«Aquí hay… inocentes. Seres de corazón puro. Ángeles, dicho de otro modo«
Estupenda doble entrega del cómic que guioniza Phillip Kennedy Johnson con el más fuerte de los personajes marvelitas como protagonista. La etapa de este autor, que tanto me preocupaba cuando comenzó, se ha convertido en un estupendo homenaje a la Norteamérica más tenebrosa y siniestra, llena de de la magia más oscura, demonios y monstruos que viven en lo más recóndito de una tierra formada por la conquista, la violencia y una amalgama infinita de todas las culturas existentes. Para la saga actual, situada a decenas de metros bajo la superficie de Nueva Órleans, el autor se ha sacado de la chistera nada menos que a la mujer perdida de Lucifer. Y la ha puesto a pelear contra un Hulk completamente fuera de sí que trata de recuperar al único nexo que aún le queda con la cordura.
La batalla es una pasada (no termina de gustarme el dibujo de Danny Earls, pero he de reconocer que el dinamismo en las peleas lo tiene dominadísimo), pero aún lo es más la conversación que se desarrolla a la vez que ella misma… y el desenlace final de toda esta orgía de destrucción. El cierre de la saga de Charlotte Congelada nos deja con un cambio de rumbo tremendo para la serie. Uno en el que intuimos que va a tener mayor presencia Bruce Banner… O al menos algo con el cuerpo de Banner y la mente de la actual personalidad del gigante verde de la Casa de las Ideas. Uno que va a tener que, por más que le pese, lidiar con otros héroes para revertir lo que ha ocurrido en la primera parte del cómic que ha puesto broche de oro al verano de Panini en nuestro país.
«¿Que tienes tú que valga un viaje a Las Vegas?«
A continuación, la editorial nos ‘engorda’ la grapa con el Giant-Size Hulk que ha servido en Estados Unido de primer Anual de la etapa y homenaje a un formato ya olvidado cuyo nombre regresa de tanto en tanto. Uno se podría temer que, tras la intensidad del número anterior, tocaba un capítulo ‘de relleno’ mientras el guionista se preparaba para abordar la siguiente fase de su historia, pero no. Johnson sigue inspirado y aprovecha el número extra para lanzar de nuevo al piel verde a la carretera (bueno, a las vías) y mostrarnos en parte cómo va a ser la dinámica a partir de ahora. Todo esto con un dibujo, el de Andrea Broccardo, que me recuerda muchísimo al de Greg Capullo en algunas secuencias y que casi lamento que no vaya a durar (el regreso de Nic Klein en la siguiente entrega tampoco es que me moleste, la verdad).
En la segunda mitad del cómic de este mes nos encontramos con un Hulk/Banner (es difícil adivinar donde termina y comienza cada cual) destrozado por la sensación de culpa y con miedo de causar en más gente lo que le ha llevado a estar en el estado actual. Contra este Hulk Johnson lanza a Parches Jack, un diablo de los cruces (así lo llama nuestro protagonista) que comete el error de tocarle las narices a un monstruo con los nervios a flor de piel y con demasiado que perder. Lo que resta de cómic es una sucesión de escenas violentas y salvajes que levantan nuestro aplauso y nos dejan bien claro hasta qué punto la joven Charlie se ha convertido en algo central para la vida de quien da título a esta colección.
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