«Abajo en la oscuridad dios yace dormido, aquí en la tierra lo redimiremos«
Vale, lo admito, me está gustando la nueva etapa de Hulk del mismo modo en que disfruté en su momento de Planet Hulk o de la etapa de Al Ewing al frente de las aventuras del goliat esmeralda. No puedo evitarlo, entre Hulk y Bruce Banner suelo escoger Hulk. Porque es divertido, porque es espectacular (o Increíble), porque se lanza al combate de cabeza, porque (aunque parezca que no) hay un código moral que rige sus actos. Bien cierto es que Hulk no deja de ser una manifestación de la psique reprimida de Banner (así que, en el fondo, no deja de ser la misma persona), pero con el tiempo y los dramas ambas personalidades se han ido desviando tanto como para que Hulk llegara a ser rey, casarse y dejar descendencia en el monstruoso mundo de Sakaar sin que la personalidad ‘principal’ de Banner llegara nunca a emerger.
De hecho, cuando Jason Aaron jugó (durante muy pocos números) a separarlos como dos entidades independientes, Hulk se convertía en una versión mega-ciclada de Conan mientras que Banner tornaba en un científico loco que trataba por todos los medios de recuperar a su otra mitad. Porque Hulk no es sólo una personalidad alternativa para Bruce, es su manera de canalizar toda la ira que vertió sobre él su padre y toda la que él mismo ha ido generando después a través de años y años de huidas, fracasos y remordimientos. Phillip Kennedy Johnson nos ha presentado al humano como un ser timorato al que aterra ese momento del día en el que se avecina una nueva transformación que, una vez más, le quitará el control sobre sus actos. El monstruo, sin embargo, no le teme a las horas en las que el humano está al control, sino que las aprovecha para seguir concentrando su rabia en torno a su persona. Esto tiene mucho sentido. Lo que de verdad teme Banner no es la muerte y destrucción que su otro yo pueda causar. Son muchos años ya y sabe que, salvo en circunstancias muy determinadas, Hulk no asesina indiscriminadamente. Lo que en realidad teme el humano es la pérdida de control y, justamente por eso, es la pérdida del control lo que parece no afectar a su otro yo, el que le devuelve la mirada a través del espejo.
«Todavía lo oímos, niña, incluso muertos lo oímos«
Se ha lanzado el autor de la actual etapa a contarnos una historia de miedo con monstruos de todos los colores. Coincide esta etapa con la de Benjamin Percy al frente del Motorista Fantasma, con el regreso de los vampiros a la Casa de las Ideas, con la Caída de los mutantes… El mundo actual es un mundo oscuro y siniestro repleto de monstruos mucho más temibles que los que los artistas de los cómics que publica Panini en España se afanan en crear y dotar de vida. En este contexto es en el que nacen todas estas historias, reflejos de un mundo bastante podrido en el que, sin embargo, siguen quedando héroes… Aunque estos no se parezcan en nada a los que teníamos vistos en la tele o el cine.
La actual etapa de Hulk es tan oscura como el mundo en el que se publica y de algún modo busca que terminemos la lectura de cada nueva entrega con la sensación de que deberíamos dar gracias, porque aquí es donde podemos de verdad estar seguros. El monstruo verdoso actúa a la vez como ancla a la que mantenernos unidos y como generador de movimiento y ruido. Todo lo que dure esta etapa con este planteamiento será bien recibido.
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