Little Goody Two Shoes nos presenta a Elise, una pobre huérfana cuyo mayor anhelo es tener una fortuna tal que el pueblo de Kieferberg, la adore y sirva. Un sueño que puede convertirse en realidad cuando descubre por casualidad un par de zapatos que parecen hechos a su medida. A partir de ahí nos adentramos en una curiosa propuesta que mezcla la aventura de terror con algunas (simples) mecánicas de gestión y minijuegos.
Lo interesante de este cuento de hadas de terror de AstralShift es que realmente está inspirado en un cuento de 1765 (titulado Little Goody Two-Shoes) sobre una pobre huérfana a la que llena de felicidad el regalo de un par de zapatos y años después, ya adulta, es profesora y se casa con un rico hombre. Pero convierte a la huérfana en una niña caprichosa, a su pueblo en un lugar de gente suspicaz y temerosa y a una bruja y ya tienes tu cuento de terror.
Con esos mimbres se desarrolla esta estimable aventura que se dice inspirada en los animes de los años 90 (su opening, canciones y dibujos van en esa dirección), pero también en los clásicos infantiles popularizados en Europa en los siglos XVIII y XIX, a través de un diseño artístico y unos tropos narrativos que están sacados directamente de ahí. Little Goody Two Shoes destila personalidad por los cuatro costados.
Jugablemente, sin embargo, puede antojarse una propuesta un tanto limitada. El juego sigue un ciclo diario en el que tenemos que tener siempre presente tres aspectos: salud, cansancio y sospecha. Si los dos primeros bajan a cero o el último sube al máximo, hemos perdido, siendo el factor cansancio el que más tendremos que cuidar, pues baja automáticamente según avanza la jornada. Así, debemos gestionar bien nuestro tiempo y acciones, trabajando (mediante escuetos minijuegos que premian el tempo y la coordinación) para conseguir dinero con el que recuperar nuestras estadísticas y conversando con los aldeanos para llevarnos bien con ellos y rebajar las sospechas sobre nuestras cabezas. A esto ayuda también unas misiones secundarias que saltan de cuando en cuando que se limitan a hablar con uno u otro aldeano para transmitirles mensajes de otros vecinos.
La vida en Kieferberg no es apasionante, pero se hace amena, sobre todo cuando enlaza con hitos de historia que nos van descubriendo los misterios que rodean al pueblo y sus alrededores, así como de la propia Elise y los secretos de los mismos aldeanos.
La mecánica cambia cuando llega la hora bruja. Es ahí cuando debemos internarnos en un peligroso bosque e ir resolviendo diferentes puzles a la vez que evitamos los peligros del lugar (ya sea corriendo o esquivando). Elise es un personaje reactivo, no podemos atacar a los enemigos, solo evitar los peligros. Por eso mismo la dificultad no tiende a ser muy acusada. El peso descansa en la narración. Y sin embargo en ocasiones puede hacerse un tanto frustrante, pues los puzles no están -por lo general- bien planteados y su resolución tiende a no ser nada intuitiva, abusando de la estrategia del ensayo y error o del acertar por pura chiripa. Es una pena que la parte que exige al jugador una participación más activa no esté bien desarrollada. Por suerte estas fases tampoco son muy largas, con lo que los episodios de frustración son pasajeros.
Little Goody Two Shoes es también una propuesta altamente rejugable. Su duración estimada (como siempre, depende de nuestra pericia y paciencia ante los obstáculos) está entre las ocho y nueve horas; pero cuenta con diez finales diferentes. Al inicio de la partida, los desarrolladores, en uno de los tutoriales, recomiendan grabar mucho y en muchos espacios de guardado diferente para evitar un backtracking innecesario y tener abiertas siempre varias opciones para agilizar la consecución de todos los desenlaces.
En general estamos ante un juego que entra por los ojos, con una historia llamativa y una música y diseño artístico que aportan una personalidad muy a tener en cuenta. Jugablemente también cumple, lo que propone lo hace casi todo bien y lo que no -más que menos- es llevadero. La gran pega, el aspecto que puede obstaculizar la accesibilidad a un importante número de jugadores es que Little Goody Two Shoes llega solo en inglés (o japonés). Y siendo una aventura cuya narrativa descansa tanto en las conversaciones, es comprensible que haya quien tenga dudas sobre si acercarse o no. Si domináis el generalista término del «inglés intermedio» y leyendo cualquier post sacáis sin demasiados problemas el contexto de lo que os cuentan, adentraos sin miedo en los misterios de Kieferberg y sus gentes, vuestro nivel de inglés es suficiente para entender y disfrutar de este terrorífico cuento de hadas.
Analizada la versión de PlayStation 5.
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