Es increíble como siguen sucediéndose las sorpresas en Amanecer de X por más que avancen las series. Vamos ya por la entrega número #11 de la recopilación de Panini Cómics y nos sigue sorprendiendo como el primer día. La frescura de esta primera fase de la etapa krakoana de la Patrulla-X es asombrosa. ¡Y qué gusto poder leerla entera, sin perder detalle de ninguna colección!
«Éste no es tu país, mutante«
En este número tenemos capítulos de Excalibur, Lobezno y Nuevos Mutantes e Infernales por partida doble. Un menú bien apetitoso en el que destaca el mutante de las garras de adamantium con una aventura que nos ha servido como gancho para el título del post. Sí, la comunidad vampírica también se suma a la fiesta krakoana, aunque no estuviesen invitados.
Se trata del inicio de una aventura que en su edición en grapa leímos en el primer número de su serie regular, pero que para esta recopilación los editores han creído conveniente separar los diferentes arcos argumentales de Lobezno para una lectura mucho más orgánica y accesible. Dos son las claves del relato: la envidia de los vampiros al status conseguido por los mutantes y lo apetitosa que les resulta una sangre tan especial como la de Logan. Ya podéis imaginar por donde van los tiros y todo lo que prometen.
Excalibur, la otra serie que aporta solo un capítulo al recopilatorio, está metida de lleno en los preparativos de la próxima llegada de X de Espadas. Los chicos de Tini Howard y la Capitana Britania siguen acentuando el conflicto con Reino Unido y Otromundo. Y es verdad que ellos no tienen la culpa, pero el odio es un enemigo terrible y no pueden quedarse de brazos cruzados. Pero claro, si luego están Saturnina y Jamie Braddock manejando sus propias agendas, lo que se viene es un lío multiversal cuyo más reciente cliffhanger es de los que dejan con la boca bien abierta. Lástima que a la larga la idea no tuviera más recorrido.
Y hablando de odios, Los Nuevos Mutantes salen airosos de su última misión de rescate, pero a costa de dar argumentos (falsos, eso sí) a algunos de sus enemigos declarados. Ed Brisson cierra el arco argumental en curso, pero aporta nuevas capas al tema del poder del odio y la desinformación que viene estableciéndose de fondo desde hace algunos capítulos. Venimos de unos traficantes que creían que podrían sacar tajada del negocio de los fármacos krakoanos, hemos pasado por un dictador que usa a los mutantes para enaltecer su figura ante la opinión de su pueblo y nos dirigimos al quid de la cuestión, a cómo y porqué los medios determinan la visión de los mutantes por el resto del mundo.
Finalmente queda Infernales enfrentándose a los clones de unos corrompidos merodeadores (los villanos clásicos, no los piratas de la capitana Katherine Pryde) controlados por otra ilustre que demandaba su espacio en la era krakoana: Madelyne Pryor. Una presencia que, además, sí que sirve para justificar la presencia de Kaos en Infernales. ¿Podrían haberle dado una vuelta al arranque de la serie para que su adhesión no resultase tan cogida con pinzas? Sí, para que vamos a engañarnos; pero por lo demás, como ya dijimos, es una serie que ha empezado fuerte y que apunta muy buenas maneras.
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