Interesantísima octava entrega del recopilatorio de Amanecer de X que lleva a cabo Panini Cómics dentro de su línea Marvel Premiere. Encontramos las primeras «fallas» a la continuidad de las historias (el Giant-Size de Emma y Jean por sus particularidades no encaja en la cronología marcada), pero el reajuste de los contenidos, priorizando la coherencia de las propias series antes que las fechas originales de publicación refuerza la idea de unidad del skyline krakoano.
«Supongo que ha sido suerte«
Pero empezamos con el número «polémico» de la recopilación (que a su vez es el que cierra el volumen). Escrito por Jonathan Hickman e ilustrado por Russell Dauterman, sumerge a Emma Frost y Jean Grey en la mente de Tormenta, víctima de un ataque de los Hijos de la Cámara, en lo que también es un súper homenaje a un especial de Morrison y Quitely en la etapa de este al frente de New X-Men. La calidad del capítulo es incuestionable (si no conocéis New X-Men #121 USA, ojalá os cause una impresión parecida a quienes sí lo habéis vivido, pues son dos experimentos que exploran con maestría -narrativa y visual- las posibilidades del medio), pero ¿cuándo atacaron a Tormenta si unos pocos cómics atrás se fundía en un abrazo con Frost y hace solo dos peleaba mano a mano con Lobezno?
Y es que se trata de un especial (al que seguirán otros en futuras recopilaciones) enmarcado en estos primeros meses de la era krakoana, pero si relación directa con la actualidad del resto de series y que sigue su propia trama. El peaje de estos juegos del patriarca krakoano es que se producen ciertas incongruencias temporales. Aunque, insisto, su calidad es tal que solo los más -ejem- puntillosos pondrán algún pero. ¿Quizás hubiera sido recomendable publicar todos estos especiales en su propio tomo? Es posible. Quizás sean los planes de Panini a futuro.
Pero volviendo al presente, aparte de este one-shot protagonizado por las telépatas estrellas de Marvel Comics, asistimos a las primeras y crudas reacciones a la desaparición de Kate Pryde en las páginas de Merodeadores. De nuevo Frost (y Ororo), así como Bobby son quienes mejor ilustran el impacto de Gatasombra para la familia mutante. Gerry Duggan y Stefano Caselli escriben un número ante -aún sabiendo que en Krakoa la muerte ya no es permanente- el que es imposible no llorar.
Para llorar, sin embargo, las mentes rotas de Dominó (y Coloso) y Lobezno, protagonistas de los capítulos correspondientes a X-Force y Lobezno respectivamente. Cuando plantamos la pista de «fantasmas» en el título del artículo nos referíamos a los fantasmas que persiguen a este herido trío de personajes. Logan tiene una amplísima trayectoria al respecto. Sus armarios están llenos de cadáveres y de remordimientos y Krakoa (y Benjamin Percy) le están dando la oportunidad de empezar de cero y disfrutar de un horizonte esperanzado. Así, la excusa de la amenaza presente sirve al guionista para explorar no ya la carga emocional que arrastra el personaje, sino cómo la gestiona para seguir adelante.
Los fantasmas de Coloso y Dominó, en cambio, son más recientes. Vienen del arranque de la etapa actual de X-Force y, al menos en el caso de la chica de la suerte, estos han dejado un recordatorio lleno de rabia en forma de secuelas físicas. La dinámica entre ambos personajes es interesante, tienen un feeling especial (como atestiguara por ejemplo la reimaginación de Inferno en las Secret Wars hickmanianas). Percy (aquí acompañado de Oscar Bazaldua) ve el potencial de la pareja y juega con ello. ¿A dónde llevará? Solo el tiempo lo dirá, pero aunque sea solo como confidentes y compañeros de aventuras, queremos mucho más del tándem Dominó-Coloso.
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