El tomo #14 de Amanecer de X da por concluido el cruce mutante con Imperio, el evento marvelita que enfrenta a Cotatis con todo el mundo: humanos, skrulls y krees. Y con este ya solo restan dos volúmenes para que Panini Cómics de por finalizada la recopilación de Amanecer de X e inicie la siguiente fase: X de Espadas.
«¿Sabéis lo que es un héroe, niños?«
La primera parte del tomo, como podéis imaginar, está dedicada a cerrar el citado choque. Primero con la conclusión de la aventura en Genosha en la que se juntaban cotatis, mutantes (zombis y krakoanos) y horticultoras malignas. Tiene, además, a Stephen Extraño como invitado de excepción, que presta su mano (no sin soltarle antes una reprimenda por su inconsciencia) a Bruja Escarlata quien, de momento, sigue sin encontrar la manera de enmendar y superar el terrible mal que causó tras Dinastia de M.
Hay en estos dos últimos capítulos un ánimo lúdico y de exageración muy disfrutón. Los autores (con Hickman a la cabeza) se toman con cierta guasa el evento y aprovechando lo acotado de su aventura (la acción se acota a las fronteras de Genosha y en un plazo muy concreto de tiempo) dan rienda suelta a todas sus ocurrencias, ya sea creando monstruos de la mejor sci-fi de terror de serie B o dando cabida a escenas que en otro contexto más serio o dramático serían inconcebibles.
Lo que nos lleva al capítulo dedicado a la Patrulla-X, también escrito por Hickman y que pone el broche a los escarceos krakoanos con Imperio. Magneto, el héroe Magneto, recupera su vestimenta clásica para combatir a los cotati, quienes no tienen nada que hacer contra el amo del magnetismo. Aunque haya muchos autores que se nieguen a quitarle ese halo villanesco al personaje, lo cierto es que adscribir a Magneto del lado de la Patrulla-X fue, es y será uno de los grande movimientos de la franquicia, que ganó no solo un poderosísimo personaje a la causa, sino una perspectiva única en torno a los objetivos y los sacrificios.
«Ponme uno doble de lo que haya en el pozo«
Superado el peaje editorial, la franquicia vuelve a sus fueros, empezando por un Lobezno quien parece -solo parece- haber encontrado un pequeño santuario en el que aislarse y buscar algo de paz sin ojos que le observen o vigilen. Benjamin Percy retoma el argumento vampírico y lo sigue cocinando a fuego lento. De hecho, de no ser por la portada (como siempre, antes de cada capítulo se incluye su portada original) y por la primera escena, este número podría haber pasado por el arranque de una nueva saga. El guionista (junto al dibujante Viktor Bogdanovic) plantea un escenario más propio del terror rural. Desde el principio se respira un aroma de peligro y muerte… como finalmente se corrobora.
Y cierra el volumen X-Factor. Segunda entrega de la cabecera escrita por Leah Williams que apunta directamente hacia el Mojoverso, que no había debutado todavía en esta etapa de la franquicia. No está muy clara la dirección que pretende tomar la serie, pero al menos este número sabe mantener la expectación.
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