The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered

The Elder Scrolls IV. Oblivion Remastered: Recuerdos de otro tiempo

19 años. Se dice pronto. Casi dos décadas han pasado desde que The Elder Scrolls IV: Oblivion vio la luz en la generación de Xbox 360 y PlayStation 3. Dos generaciones después (Xbox Series y PS5), Bethesda Game Studios en colaboración con el equipo de Virtuous nos invita a redescubrir el mundo fantástico de Cyrodiil en una remasterización que se ve tan bien que casi parece un remake, además de incluir las expansiones The Shivering Isles y Knights of the Nine.

 

The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered

 

Si vivisteis el nacimiento de Oblivion ya sabéis qué esperar de este remaster. La base jugable, su historia, sus bugs… todo sigue ahí, lo bueno y lo malo, tal como lo recordabais, pero con ciertas mejoras (el sistema de subida de niveles, animaciones de combate, ajustes de control [ahora se puede esprintar], menús…), que unidas a su potente lavado de cara gráfico aporta una enorme frescura al determinante componente nostálgico que lleva aparejada la experiencia. La sensación es la misma que la de estrenar cama o televisión en casa: la seguridad y felicidad del hogar actualizada con el confort de los nuevos tiempos.

 

Pero claro, no todo el mundo disfrutó de la experiencia en su día. Muchos jugadores apenas levantarían un palmo del suelo y vieron películas como Hijos de los hombres o El código DaVinci años después, ya por televisión. Si os reflejáis en estas líneas, ¿qué os espera en TESIV: Oblivion?

 

Por encima de todo, una propuesta con un desarrolladísimo sentido de la aventura. Sin apenas tiempo para acomodarnos tenemos que escapar de una prisión a través de su sistema de alcantarillas y somos testigos de la muerte del emperador, que nos pide que encontremos a su heredero. Arranque directo, sin rodeos. La aventura es la que marca el ritmo y el tono de un relato que nos permite forjar nuestro propio viaje mientras descubrimos un mundo de magos y trolls, héroes y leyendas, traiciones y venganzas… Una historia de héroes y monstruos que no se salta una coma de lo que marcan los cánones y que nos llevará en torno a las 30 horas si nos centramos en la trama principal y hacemos un acercamiento superficial a las misiones secundarias y los diferentes gremios. Si no queréis dejar rincón sin explorar el número de horas se puede disparar hasta superar los tres dígitos.

 

The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered

 

Siempre hay algo que hacer o descubrir y la trama principal avanza sin apenas detenerse, encadenando misiones e hitos en el relato de manera constante. Hay momentos, sin embargo, que pueden hacerse un tanto tediosos por repetitivos, sobre todo en lo relativo a las incursiones a través de los portales a Oblivion, en los que debemos resolver determinados puzles para poder cerrarlos. Lo mismo sucede con los templos o santuarios que hay repartidos por el continente. No debemos olvidar que estamos ante un juego con dos décadas a sus espaldas, y eso se nota en aspectos como el diseño de las mazmorras. No siempre, pero muchas veces es la construcción del lore o las subtramas lo que nos invita a seguir explorando y completando misiones o encargos.

 

Experiencia personalizable

En cuanto a la personalización de nuestro avatar, además de la subida de nivel, que nos otorga una docena de puntos para mejorar los diferentes atributos según lo que más nos convenga, estos mismos mejoran por el uso, confiriendo un crecimiento orgánico a nuestro personaje, que mejorará, por ejemplo, sus capacidades mágicas o su resistencia según nuestra forma de jugar. Es decir, si nos aficionamos a usar el arco, pero apenas blandimos armas pesadas, mejorará nuestra pericia con el primero, pero nuestro avatar tendrá un nivel muy básico en el manejo de las segundas.

 

Esto ya es un apunte personal y subjetivo hasta decir basta, pero los minijuegos de persuasión y de abrir cerraduras son súper frustrantes. Los primeros porque nunca los entendí, su mecánica no es nada intuitiva. Los segundos, por su parte, porque mi ratio de éxito fue humillantemente bajo. Si digo que abría una de cada diez cerraduras que me encontraba, igual hasta estoy siendo generoso. Como estaréis suponiendo, no, no hice la misión secundaria que te otorga la llave maestra. Y he aquí una de las claves del juego: perderse en su mundo siempre trae recompensa, ya sea en forma de objetos o armas únicas, ya sea mediante habilidades o hechizos poderosísimos.

 

The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered

 

Una de las características habituales de las aventuras de Bethesda, en clave de accesibilidad, radica en la posibilidad de jugar en tercera persona, de manera que si sufrís de cinetosis al enfrentaros a propuestas en primera persona, en Oblivion esa no es excusa para no adentrarse en los paisajes de Cyrodiil. El cambio de perspectiva es automático tan solo pulsando un botón. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no es una propuesta pensada para la vista en tercera persona, sino que se trata de una opción complementaria, lo que significa que la cámara no siempre es la mejor y que el movimiento de nuestro avatar puede ser un tanto ortopédico. Mínimos peajes a cambio de abrir la experiencia a un público mucho mayor.

 

Sombras en la luz

En su ánimo de respetar la experiencia original, la gente de Virtuos no ha tocado nada del «esqueleto» del juego, lo que se traduce en la traslación de los bugs y problemas que arrastraba el juego en 2006 a 2025 que van desde saltos en las animaciones, guardias que aparecen cual fantasmas para llevarnos a prisión (porque si hacéis el mal, la justicia irá en vuestra busca), hasta npcs que parecen quedarse absortos en sus pensamientos en vez de ayudarnos (en el caso de aliados) o atacarnos (caso de enemigos). El rendimiento tampoco es el ideal, habiendo crasheos puntuales, abundantes caídas de frames que ralentizan la experiencia y frecuentes tiempos de carga, que no son especialmente acusados, pero sí molestos. Cuestiones, todas ellas, que no impiden el disfrute del juego (puede completarse la partida sin problemas) y que podrían solventarse con los parches de rigor. ¿Los habrá? Esa es otra cuestión.

 

Analizada la versión de PlayStation 5.

Acerca de Daniel Lobato

Avatar de Daniel Lobato

El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *