Vivir es fácil con los ojos cerrados

Vivir es fácil con los ojos cerrados: Optimismo en tiempos revueltos

Un maestro de inglés deseoso de transmitir valores por medio de los Beatles, una chica soltera embarazada y un chaval con trifulcas en casa, nada que llamara la atención si no fuera por el año y el lugar donde se encuentran: la España de 1966. En un país de color gris, cerrado e injusto es donde se sitúa esta historia comprensiva, llena de luz y que traspasa las estáticas fronteras en un modesto automóvil. El conductor, Antonio, ese maestro que va a Almería en busca de su ídolo John Lennon recoge a esas dos almas en pena –mejor dicho, perdidas– y les conduce a un mundo colorido, donde las normas sociales no encorsetan. Rumbo al sur y al son de los Beatles, este guía espiritual tan campechano les hará ver el mundo con otros ojos, que por supuesto no se quedan cerrados.

 

El filme es una road movie que contiene muchos géneros en ella: comedia, drama y cierto carácter crítico hacia varios elementos que siguen vigentes pese a que hayan transcurrido ya unas cuantas décadas.

 

Vivir es fácil con los ojos cerrados

 

Los ojos de David Trueba vuelven a posarse en los problemas de la juventud bajo un halo de dulzura que plasma en un viaje dirección a la libertad. Por supuesto que hay percances, como unos padres intolerantes o unos lugareños incultos, pero por muy difícil que parezca, siempre se llega a la cordura. Y lo marca con una fotografía que se mueve en los tonos cálidos que retratan tan bien las zonas costeras y provocan cercanía al espectador, a que se adentre en estas vidas cruzadas y viaje con ellos por esas carreteras poco cimentadas.

 

Viven juntos un despertar ante la vida, en un contexto opresivo, pero la vitalidad no les falla. Qué mejor actor que alguien tan versátil como Javier Cámara, que recrea un Antonio memorable y con una más que forjada personalidad: dulce, comprensivo, positivo, sensible, alegre, y adelantado a su tiempo. Natalia de Molina realiza una entrada al cine grandiosa con su Belén, la joven de provincias a la que las convenciones la obligan a ser recatada, pero que sabrá sacar toda la sensualidad que esconde dentro. Supera incluso a Francesc Colomer, ese jovenzuelo de rasgos exóticos que se metió al público y a la Academia con Pa Negre; su personaje se encuentra ahogado ante un padre policía y las hormonas revolucionadas propias de su edad. Hasta Ramón Fontserè está de sobresaliente como secundario dando vida a un forastero en tierras andaluzas.

 

La luz sureña es captada aportando un lirismo y positividad únicos. El buen rollo casi se palpa, gracias en parte a la jovial banda sonora. Pero la música gira en torno a otra figura emblemática: John Lennon. Él es el motor que hace mover ese coche rumbo a Almería, donde Antonio se dirige para conocer a su ídolo, que se encuentra en pleno rodaje de una película.

 

Vivir es fácil… es un bonito momento protagonizado por anónimos, con actores que seguramente sonarán en las nominaciones a los Goya, y que se sostiene en un digno guion que sabe dibujar sonrisas. Se mire donde se mire, es un chute de alegría que contagia al público.

 

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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