El hobbit: Un viaje inesperado

El Hobbit. Un viaje inesperado: Episodio I

Desde que Peter Jackson acabara la trilogía de El señor de los anillos han sido muchas las noticias que nos han llegado hasta que por fin hemos podido ver esta primera entrega de El Hobbit. Desde el principio ha habido mucha expectación y todo eran problemas: que si un estudio tenía derechos anteriores, que si Peter no había cobrado su dinero por las anteriores cintas… hasta que de repente apareció una interesante noticia: Guillermo del Toro dirigiría un díptico sobre las aventuras de Bilbo Bolsón. Un par de años después, este abandonaba la producción por miedo a pasar tanto tiempo en Nueva Zelanda sin su familia. Al final Peter se hizo cargo de su barco, pero los problemas no dejaban de cesar y la cosa empezaba a cansar. Más tarde se le ocurrió rodarla en 3D y a 48 fotogramas por segundo para que la experiencia fuera más «viva»; y, para rematar con más tonterías, a 6 meses del estreno de la primera entrega del díptico, Peter convierte este «simple» libro en tres cintas. En resumen, las expectativas con las que entramos en la sala eran pocas.

 

Nada más llegar a la proyección nos comentan que vamos a verla en 3D pero a 24 fotogramas por segundo, por lo que el aliciente del que tanto se está hablando no podrá ser comentado en esta critica. ¿Una decisión de la distribuidora por las quejas recibidas al otro lado del charco? La respuesta en unos días cuando podamos verla en dicho formato bautizado con el nombre de HFR 3D.

 

El hobbit: Un viaje inesperado

 

Ya centrados en la película, podemos decir que va a hacer las delicias de los fans, pero a un público menos allegado le puede resultar algo densa y repetitiva, pues usa una estructura argumental muy parecida a la de El señor de los anillos en su primera entrega. Pero la diferencia es abismal, aquí hay muchísimos personajes que son presentados de golpe y solo te quedas con un par de ellos. Mismamente hasta que Gandalf nos los cuenta en una secuencia, un servidor no sabia ni cuantos enanos había en esa cofradía hasta ese momento. Durante los primeros 45 minutos vemos una presentación de argumento y personajes bastante densa. Luego comienza un poco la acción y la cinta se anima algo más. La última hora es lo mejor de la película (a pesar de algunos fallos como no utilizar un montaje paralelo en la secuencia final del protagonista mientras el resto de aventureros viven otra a escasa distancia de allí). El final, totalmente abierto, es también muy parecido al de La comunidad del anillo pero sin dramatismos, solo se nos presenta el leit motiv del siguiente capitulo. Sin duda un desenlace que deja muy buen sabor de boca.

 

Peter Jackson, que cada día se parece más a George Lucas en todos los sentido (física y mentalmente) demuestra que sabe cómo hay que utilizar la cámara para sacar un buen partido a las 3D. Eso sí, en lo que a dirección se refiere, no notamos mucha diferencia con las anteriores entregas. La cámara sigue moviéndose por lugares imposibles a toda velocidad, las secuencias de acción están bien resueltas pero con menos violencia de la esperada…

 

La música de Howard Shore es muy parecida a la dirección de Jackson, abusa mucho de temas ya conocidos y las nuevas composiciones son demasiado repetitivas. Muchos temas son variaciones del tema central de la cinta, Misty mountains, que ya acompañaba al primer trailer. Y si bien es cantado es algo soso, su versión instrumental suena de maravilla.

 

El hobbit: Un viaje inesperado

 

Dentro del elenco nos encontramos con un Martin Freeman (Love actually) nacido para interpretar a Bilbo Bolsón, pero se queda a la sombra de Gandalf que parece el héroe de la función, espléndidamente interpretado por el siempre magistral Ian McKellen (Dioses y monstruos). La sorpresa del elenco la da Richard Armitage (visto en la serie de televisión de Robin Hood) interpretando al enano Thorin, y a quien le auguramos un futuro ya que su planta y su porte así lo prometen.

 

En resumen, Un viaje inesperado resulta menos inesperado de lo que nos temíamos, pues Peter Jackson se ha dedica a reproducir la fórmula que tan bien le funcionó hace algo maás de una década. Lo que pasa es que se ha descuidado bastante pensado en sí mismo y sus fans más acérrimos. Le falta épica y le sobra aventura, pero aún así nadie podrá impedir que reviente la taquilla.

 

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