Un funeral de muerte: Un remake de pena

TitularUn funeral de muerte de Neil LaBute es el remake de la película inglesa homónima de hace tres años de Frank Oz. Poco puede decirse nuevo en esta ocasión porque las diferencias entre ambas películas son escasas y no van más allá de detalles superficiales como puede ser el cambio de actores. Este refrito llegado de los Estados Unidos no aporta nada nuevo respecto al original. El guión es el mismo, las situaciones cómicas son idénticas, los escenarios están calcados, y así con todos los elementos. ¿A qué viene, entonces? Pues no sé, a mí que me registren.

Un remake es una cosa sana, interesante e incluso necesaria cuando se da la vuelta a lo que propone la película en la que se basa, cuando se exploran caminos que se dejaron sin tocar hace veinte años, cuando David Cronenberg decide que Jeff Goldblum se va a convertir poco a poco en un engendro de la naturaleza y va a explotar esa degeneración en lugar de transformarle automáticamente en un monstruo. Pero copiar escena a escena, personaje a personaje, chiste a chiste, una película inglesa de hace tres años y convertirla en una película americana tendrá sentido para los productores cuando han llevado a cabo el proyecto, para los actores que de algo tendrán que comer, pero no aporta nada al espectador que ya ha podido ver esta en la televisión la película de Frank Oz.

TitularY no debería haber nada más que hablar, pero es que además de ser una fotocopia la tinta de impresión es de baja calidad. No se ha sabido adaptar la flema inglesa a su equivalente (sea el que sea) americano y por lo tanto el guión queda fuera de lugar. Para rematar el despropósito contamos con Martin Lawrence (Dos policías rebeldes, Esta abuela es un peligro) como uno de los protagonistas. La mezcla de Lawrence con el guión británico y el humor medido de Un funeral de muerte no funciona por ningún lado.

El resto de actores están correctos dentro de lo que cabe, aunque dan la impresión de estar limitados por un guión que no consigue hacer que ninguno de ellos despunte. Sin lugar a dudas James Mardsen y Peter Dinklage sobresalen, tal vez por la naturaleza excéntrica de sus personajes. Cuando Danny Glover en cierto momento de la cinta exclama «yo ya estoy viejo para estas cosas» el espectador puede pensar tanto que se refiere a la situación que se vive en la película como a su situación actual en la industria del cine, y no sin cierta tristeza le daría la razón en ambos casos.

En resumen, este nuevo Funeral de muerte es olvidable hasta límites insospechados. No pierdan el tiempo con ella si ya han visto la versión anterior, y si no la han visto ni se les ocurra acercarse a esta, vayan al original.

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