El film dirigido por Pierre Morel, cineasta francés y creador de Venganza, repite esquemas de la mayoría de películas de acción, con personajes cómicos, escenas rápidas de peleas y tiroteos, y alguna carga dramática en el trasfondo.
James Reece (Rhys Meyers) es el secretario del embajador de Estados Unidos en París, pero además tiene unos asuntos en la sombra. Colabora para el gobierno estadounidense con algunos trabajillos de poco calado, hasta que un día le llega la gran oportunidad de meterse de lleno en un asunto verdaderamente importante. Se le asigna un compañero venido del otro lado del océano, Charlie Wax (John Travolta), con el que debe desenmarañar una red de traficantes de drogas, algo que desembocará en una cuestión mucho más compleja. Pero James Reece no es solo un tipo amante de su trabajo, también tiene una vida feliz con su futura esposa Caroline (Kasia Smutniak), que tendrá su papel a lo largo de la historia.
Esta última se convierte en la mujer traidora (previsible desde un principio su doble papel), y generadora de la posible lectura más profunda. Si bien la película es la inconfundible de acción, con una trama y guión muy poco trabajados, al final el terrorismo islámico y la riña entre amor a algo tangible o a algo intangible, rellenan un poco de contenido a la historia. Porque por lo demás hay un barullo de temas increíble: se mezclan las drogas, la prostitución, las tramas políticas, venganzas, y demás, con el terrorismo.
En el film hay una lucha entre el amor a una persona física, que puedes tener, tocar, e interactuar con ella, y un amor a algo que no existe delante de nosotros, algo que puede ser mejor que lo que tenemos, pero que no sabemos si es real. A alguien que nos promete algunas cosas y nos da algunas o algo que nos promete todo pero nunca nos da nada. Me refiero al amor entre humanos o al amor a un dios no presente. Dos puntos de vista, en el que uno pulveriza al otro.
Yo me divertí y pase un buen rato, tampoco esperaba mucho; y eso es lo que le pido al cine. Primero entretenme; una vez conseguido, si puedes, hazme pensar. He dicho.
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