La llave de Sarah: El nazismo de los franceses

TitularEs común encontrar el tema del nazismo en las pantallas de cine. Ahora sí, ahora también, estrenan nuevas películas que enseñan los horrores practicados contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial; pero el largometraje La llave de Sarah, dirigido por Gilles Paquet-Brenner, aborda el tema enfocado en un hecho que no ocurre en Alemania sino en Francia.

La película francesa empieza en julio de 1942, cuando una multitud de familias judías es apresada y llevada al Velódromo de Invierno. Entre éstas se encuentra Sarah (Mélusine Mayance), una niña de 10 años. Antes de ser retirada junto con su padres, Sarah encierra a su hermano menor en un armario de su casa en Paris. La niña guarda la llave del armario y promete volver para rescatarle.

Más de 60 años después, la periodista norte-americana Julia Jarmond (Kristin Scott Thomas) se encarga de escribir un artículo sobre los 60 años del hecho ocurrido en 1942. Julia empieza a investigar las vidas de las personas que llevaron a cabo la Redada del Velódromo de Invierno. Al profundizar en el tema la periodista empieza a descubrir que existen lazos personales entre la família de la niña Sarah y la de su propia familia.

TitularA partir de ahí la trama cambia de protagonista y trata de hablar de los fantasmas del pasado de Julia y de las decisiones sentimentales que tiene que tomar después de sus descubrimientos.

Aunque la obra haya encontrado una nueva perspectiva para tratar un tema recurrente en la gran pantalla, La llave de Sarah hace que el espectador se quede confuso al mezclar personas del pasado y del presente, nombres de familias y muchos parentescos sin profundizar en ninguna de las historias.

Además, la película, basada en la novela de Tatiana de Rosnay, juega todo el tiempo con flashbacks y flashfowards, intercalando escenas de 1942 y 2009. La periodista es el personaje que cuece toda la trama, pero no es suficiente para que el espectador disfrute de la narrativa con ritmo y dinámica.

A excepción de Julia, los personajes no son tratados en profundidad en cuanto a sus características personales y psicológicas. Al ser poco trabajadas, las historias secundarias se quedan flojas, hecho que hace que el espectador tampoco se identifique con ninguna de ellas. Además, por tener tantos personajes y tramas secundarias, los puntos de cambio de la película se pierden, y con esto también se pierde la dinámica y fluidez de la narrativa.

Lo mismo ocurre con los fallos de guión, La llave de Sarah merece la pena no sólo por tratar el nazismo sobre la perspectiva francesa, sino también para apreciar el buen trabajo de fotografia y arte de la película

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