Lo mejor de El diaro de Carlota es que esas aventuras sexuales están bastante acotadas a la realidad. Es decir: nuestras protagonistas y sus amigos masculinos beben, pero no todos los días que beben acaban en dramas con comas etílicos y la policía deteniéndolos por beber en la calle; los personajes mantienen relaciones sexuales, sí, pero no todos los días, no con todo el mundo, no con profesores, ni en orgías… es más, casi están más tiempo intentándolo que haciéndolo: mucho más real que lo que vemos en Mentiras y gordas o Física o química.
Por su parte, los actores cumplen bastante bien y es curioso ver cómo algunos de ellos pueden cambiar de registro si se lo proponen, como David Castillo, el macarra de Aída haciendo de buenazo. El guión no insulta a la inteligencia de nadie y aunque no es la comedia definitiva tiene algunos puntos interesantes que gustarán no solo a los jóvenes hormonados. De todos modos no puede obviarse que es a este sector al que va dirigida la película, y que de donde no hay no se puede sacar, así que no espere el espectador habitual de Cronenberg o Nolan nada que pueda ser de su interés.
En definitiva, El diario de Carlota es una comedia adolescente notable por la valentía de no ir a lo fácil enseñando maromos de torsos esculpidos enrollándose cada tres planos con la chica diez del momento (Ana de Armas, where are you?) pero comedia adolescente al fin y al cabo
Deja un comentario: