Una de las grandes joyas de las que disfruta el mercado editorial español es la Biblioteca del cómic de terror de los años 50 que con tanto mimo está publicado Diábolo Ediciones y que hasta ahora nos ha ofrecido interesantes (y desconocidas) visiones sobre el monstruo de Frankenstein, zombies o amores trágicos y que alcanza ya su quinta entrega con Criaturas del pantano, una recopilación de historias que nos trasladan a los misterios y secretos de los pantanos que años después verían nacer a iconos del cómic como Man-Thing o la Cosa del Pantano.
«Le hayamos desmayado en el marja. Creo que tiene la fiebre del pantano.«
Los herméticos parajes de los pantanos norteamericanos, especialmente en Luisiana han dado lugar a lo largo de los años a un montón de fábulas y leyendas en las que conviven horripilantes criaturas, brujas, aligátores, monstruos incomprendidos o ritos vudús con avezados exploradores, espécpticos que se dan un baño de sombría realidad o criminales sin escrúpulos que tienen su merecido. De todo esto tenemos buena cuenta en esta recopilación de relatos orquestada por Craig Yoe y Steve Banes que se sumergen en lo más profundo de la ciénaga para sacar a la luz historias en las que abunda el terror y el humor que son historia del medio y sirven tanto para conocer cómo era el cómic en los años 50, como para adquirir una mirada con perspectiva histórica y valorar la evolución del cómic en estos casi 70 años.
Hay cierta ingenuidad en algunas de las historias, mientras que otras tienen un carácter muy truculento; pero en casi todas hay cierto halo de narración clásica, con un poso de moraleja en la que el malvado y el avaro se llevan su merecido. Todas ellas, además, siguen un patrón más o menos similar en el que el incauto protagonista se adentra perdido en las profundidades del pantano y ha de hacer fente a una amenaza que escapa a su comprensión. A veces sale victorioso de su encuentro con lo desconocido y otras tantas nunca regresa para contarlo.
La edición de Diábolo Ediciones incluye dieciesete historias (dos más que la edición original de IDW Publishing / Yoe Books) enmarcadas entre 1951 y 1954, justo antes de la llegada (en el mismo 1954) del Comics Code Authority, expresado en forma de sello que pretendía combatir contra los contenidos inapropiados en los tebeos de la época tales como la violencia o el gore (por referirnos solo al terror, que ahora nos ocupa). Se trataba de una iniciativa de autorregulación del sector como medida preventiva ante una hipotética regulación de carácter gubernamental. Y aunque esta ha sobrevivido prácticamente hasta nuestros días (sus derechos intelectuales ahora pertenecen a la Comic Book Legal Defense Fund), su uso fue decayendo con rapidez a partir de los años 80, tras más de una década de contínuos cambios en el mismo motivados por la aparición y explosión de las revistas y del cómic underground. Estas historias que tenemos entre manos son anteriores a todo eso. Resulta muy interesante ver relatos de abril de 1954, semanas antes de la entrada en vigor del CCA, que condicionaría el medio durante años.
Quizás el mayor problema que tiene la edición es que las solapas, a pesar de ser de tapa dura, tienden a encorvarse hacia fuera, con la incomodidad estética que supone eso (el tomo luego no cierra bien) y sus posibles consecuencias para la buena conservación del material.
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