Shangri-La

Shangri-La: Reflejos de la humanidad

Shangri-LaDibbuks se adentra en el terreno de la ciencia ficción con Shangri-La, una aventura que se adentra en cuestiones de índole filosófica y política. Mathieu Bablet se atreve con todo en la que es una de las grandes obras de este 2017.

 

El autor nos sitúa en un futuro en el que La Tierra ha dejado de ser habitable y la humanidad ha tenido que huir a las estrellas, concretamente a una gran estación espacial desde la que, por otra parte, han iniciado un proyecto de colonización para buscar un nuevo hogar. En el camino han desarrollado una sociedad en apariencia perfecta, pero que, como buena distopía que se precie, esconde temibles secretos.

 

Resulta muy interesante ser testigos de la corrupción a la que somete el autor el concepto de Shangri-La (sacado de la novela Horizontes Lejanos, del británico James Hilton) en manos de una humanidad movida por una ambición desmedida, sin mayor horizonte que la misma autodestrucción.

 

Falto de las suficientes sutilezas, Bablet establece un discurso muy crítico y combativo con la sociedad actual, desde lo impostado de las luchas ideológicas, o la violencia racial, a la alienación pasiva de las sociedades occidentales, idiotizadas a base de consumismo y una política mediatizada. Ya sea en el presente en el que vivimos o el futuro incierto que nos presenta el autor, lo cierto es que la máxima latina del «pan y circo» se muestra dolorasmente inquebrantable.

 

Además de esta lectura política, la obra también explora conceptos más cercanos a la filosofía y a cuestiones referentes a la condición humana sobre la exploración de nuestro potencial, cuál es nuestro futuro como especie o sobre nuestra propia función en el universo. En el ámbito comiquero (y sin tener que irnos muy lejos en las referencias) podemos encontrar ciertos ecos temáticos con obra como Trillium de Jeff Lemire, con su paricular concepción de Xibalbá y la presentación de una sociedad futura al límite del abismo.

 

Shangri-La

 

Como apunte negativo que evita aue estemos ante una verdaderamente redonda hay que señalar dos cuestiones. La primera tiene que ver con los problemas que se encuentra el autor cuando aborda el tema de la relatividad del espacio-tiempo. Muestra cierta torpeza en sus explicaciones iniciales que distraen más que aportar a la narración. La segunda se refiere al trabajo gráfico. Si los diferentes escenarios son de una calidad y una imagineria incuestionables, no se puede decir lo mismo de la caracterización de los personajes, a los que en un principio cuesta diferenciar unos de otros.

 

La consecuencia de ambas cuestiones es la misma: una cierta confusión en el lector que impide que se pueda meter de lleno en la obra hasta pasadas unas 40-50 páginas. A partir de ahí, superados estos obstáculos, ya solo queda disfrutar de esta estupenda obra de ciencia ficción.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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