Una de las consecuencias de Sin Justicia, el crossover que juntó los caminos de la Liga de la Justicia y Escuadrón Suicida, fue el relanzamiento de la cabecera del súper grupo deceíta por excelencia con Scott Snyder como principal arquitecto. La resaca de Noches Oscuras sigue presente, marcando inexorablemente el devenir de la etapa que arranca con La Totalidad.

«¿Lo veis? Os dije que Clark lo hacía mejor«

Con esto en cuenta, si bien es cierto que las referencias a Noches Oscuras son asumibles (no es preciso estar muy al tanto de lo acontecido en aquella aventura), Sin Justicia sí que se hace recomendable por lo comentado en el primer párrafo, esta nueva serie sale de aquellas páginas. Algunos de los acontecimientos aquí descritos tienen su origen en dicho crossover, por lo que no está de más tenerlo presente (pero tampoco resulta imprescindible).

¿Y qué nos ofrece Scott Snyder en esta nueva andadura? Una aventura a escala global. La espectacularidad es la bandera de esta Liga de la Justicia presidida por el Detective Marciano. Todo es enorme. La aparición de ciertas fuerzas antiquísimas, de un universo olvidado empiezan a cambiar las reglas del juego, pillando a nuestros héroes con el pie cambiado, con lo que lo único que pueden hacer es reaccionar ante lo que se les viene encima y confiar en dar con la clave para retomar la iniciativa.

Pero ¡ay!, los «dioses» empiezan a pelear entre ellos y se olvidan de los pobres mortales. Snyder apunta tan alto, mira tan arriba, que aleja a los héroes del mundo que quieren salvar. Si algo tenía la etapa de Snyder a frente de Batman era que Bruce Wayne importaba tanto como el murciélago. Por muy difícil que se pusiera la situación para el superhéroe, el hombre también estaba ahí. En esta Liga de la Justicia, al menos en este arco inaugural, solo existen las máscaras. Las personas que hay detrás de ellas no interesan, lo que lleva a una inevitable deshumanización del conflicto. La Tierra está varias veces en peligro, pero nunca vemos los efectos de dicho peligro.

Liga de la Justicia #3

El guionista se preocupa tanto de montar la aventura más grande posible, que olvida el corazón de la misma. La espectacularidad que propone está hueca. Las amenazas de personajes como Lex Luthor o Sinestro son terribles sobre el papel, pero no transmiten ese peligro. Esto es algo que, por ejemplo, Brian Michael Bendis siempre tuvo muy claro durante su etapa en Marvel al frente de los Vengadores. Las amenazas eran reales porque no descuidaba la faceta humana de sus historias. Y eso no aparece por ninguna parte en Liga de la Justicia: La Totalidad.

Con todo, los conceptos presentados son muy interesantes y enriquecen mucho la mitología deceíta; pero a la larga, o el guionista vuelve a los personajes, o la fiesta que ha montado acabará antes de tiempo.