Si la de Wonder Woman no se puede considerar una familia disfuncional, ninguna lo es. Una familia que, además, no para de crecer. A las adhesiones del primogénito y de Orión como nuevo personajes en el cuaderno anterior, ahora Azzarello suma dos colaboradores más a la lista de dibujantes: Almicar Pinna y Goran Sudzuka. Al primero es difícil valorarlo, ya que solo dibuja tres páginas muy estáticas (salvo por un par de viñetas, la última de gran calidad con una especie de tiburón abriendo sus enormes fauces). Aunque ya deja entrever que su estilo difiere bastante del de los otros tres. Dibuja demasiadas marcas de expresión en las caras de los personajes y de arrugas en las prendas (y que no aportan nada, solo recargan y afean el resultado), en contraposición a los demás, caracterizados por un dibujo mucho más limpio y que no necesita ese tipo de adornos.
El segundo de los chicos nuevos, Goran Sudzuka, sí tiene más incidencia en el tomo que nos ocupa, trabajando al alimón con Akins en WW #19 USA y realizando siete páginas del capítulo anterior. Una situación perfecta para comparar con los titulares de la serie. Y no sale mal parado. Es evidente que Cliff Chiang juega en una liga superior, pero Sudzuka sí parece tenerlo más claro que Tony Akins y su trazo logra asemejarse más al del primero. Quizás este sea demasiado grueso y a los personajes les falte un poco de expresividad, pero en líneas generales su trabajo es notable.
Pero no, aunque lo parezca, el título del artículo no va referido a los dibujantes, sino a las alianzas que se van gestando entre los protagonistas de la serie para lo que se presupone que será una formidable batalla. Como si estuviéramos ante una partida de Risk, los principales actores van haciendo movimientos de estrategia para tomar posiciones ventajosas ante lo que parece una inminente batalla por el Olimpo. Y mientras que personajes como el primogénito no esconden sus cartas, otros como Guerra, que tras Wonder Woman #0 vuelve a copar un lugar de relevancia, aunque sus intereses no están del todo claros. La relación entre el dios y la amazona ha demostrado ser un tanto peculiar y se desprende la sensación de que Azzarello tenía ganas de poner a ambos personajes frente a frente y abordarla. No podemos olvidar tampoco esa divertida pareja que forman Zola y Hera y la pelea de gallos entre Lennox y Orión. Extrañas alianzas.
Este quinto volumen de las aventuras de Diana de Themyscira explora tanto la faceta más heroica de la serie con sus batallas y villanos superpoderosos, como la de comedia de situación (no faltan el pub ni el salón de rigor). Resulta tremendamente refrescante ver como la colección no solo no pierde comba, sino que se permite experimentar con diferentes registros sin perder su tono y alimentando siempre la trama principal para que su interés siga su rumbo ascendente.
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