Coincidiendo prácticamente con el final del segundo año de la cabecera (este tomo recopila Wonder Woman #20-23), Brian Azzarello ha terminado por todo lo alto (y de forma imprevisible) con la trama concerniente al Primogénito y planta las semillas de lo que será la colección durante un tercer año que promete no dejar indiferente a nadie. Pero no adelantemos acontecimientos, antes debemos centrarnos en el que es uno de los tomos más apasionantes leídos hasta ahora. Y no solo porque Tony Atkins no esté, dejando sus lápices al portentoso Cliff Chiang y el interesante Goran Sudzuka. Al estar ante un punto de ruptura con el final de una saga, Azzarello no se guarda nada, deleitándonos con un cuaderno plagado de acción.
Diana se desmelena y se deja los nudillos en la cara de sus oponentes como pocas veces en lo que llevamos de este nuDC, pues es consciente de que deberá hacer grandes sacrificios para cumplir su misión de proteger al hijo de Zola de las garras del Olimpo. La guerra fratricida entre las divinidades griegas alcanza su punto álgido. El guionista, sin olvidarse de las excelentes secuencias conversacionales y tramas palaciegas que le han dado fama a la serie, pasa a la acción dejando que sus personajes «limen asperezas» con los puños. La tensión que se venía acumulando en los últimos números a causa de la aparición del Primogénito explotan, llevando a Diana y sus aliados al límite de sus fuerzas, llevándoles (es importante subrayar esto) a realizar tremendos sacrificios que cambiarán el curso de la colección en adelante.
Azzarello sabe que se enfrenta a un momento importante en la vida de la heroína y disfruta con ello, explorando nuevos horizontes y obligándola a dejar fluir todo el potencial que viera Ares en ella en aquel estupendo Wonder Woman #0 cuando aún no era más que una joven adolescente. Conviene repasar el citado número para darse cuenta de que pocas cosas se dejan al azar en Wonder Woman. No tanto por lo que aconteciera en aquel sino por el subtexto que se saca del mismo. La importancia que adquiere Ares en el presente tomo viene a cerrar el círculo en torno a su relación con la amazona. El autor aprovecha también la ocasión para dedicarle algunas páginas a Orión y profundizar en su propio dilema. Al igual que Diana, el nuevo dios vive condicionado por sus orígenes y debe elegir entre seguir el camino que se espera de él o rebelarse contra ellos (y su propia naturaleza) para labrarse su propio rumbo.
Muchas y muy difíciles decisiones son las que tienen que tomar nuestros protagonistas en un cuaderno que da pie a que Azzarello marque una nueva hoja de ruta para Diana de Thermyscira.
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