En 2021, tras seis años de retiro, Blacksad volvía a aceptar un caso: Todo cae. Se trataba de un caso muy especial, pues estaría dispuesto en dos entregas. Ahora, encarando el final de 2023, llega el desenlace de la nueva aventura del Philip Marlowe gatuno de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido.
La acción arranca donde quedó en la primera parte: el reencuentro de John Blacksad con Alma Mayer, un felino romance que creía olvidado, ha alterado sensiblemente la vida del protagonista. Mayer está, además, relacionada con el asesinato de la directora de escena Iris Allen, un crimen por el cual Weekly se halla detenido como principal sospechoso. Todos los indicios, sin embargo, apuntan hacia Lewis Solomon, el turbio magnate que está construyendo un gigantesco puente sobre la bahía que llevará su nombre. Mientras Blacksad trata de arrojar luz sobre el asunto, le pisan los talones el comisario Smirnov, que quiere que comparta con él la información de que dispone, y al mismo tiempo le proporciona una información sobre Alma que no esperaba.
Para emprender la nueva aventura los autores, en voz de Díaz Canales, tenían claros el enfoque y los temas a tratar:
Al terminar el ciclo de los colores -que componen los cinco primeros tomos de Blacksad- nos vimos dándole vueltas a cómo podíamos atacar los siguientes álbumes de la serie. Para este díptico pensamos que sería un leitmotiv interesante esta contraposición entre las alturas y los bajos fondos, porque de un lado representa muy bien la vida en la gran ciudad, que es algo que nos interpela mucho y en lo que nos reconocemos todos muy bien; y por otro lado tiene ese aspecto de serie negra de hablar de las profundidades y las alturas morales del alma humana. A nivel metafórico nos permitía continuar con esa línea que ya establecimos al hacer una serie protagonizada por animales, que funcionaba con esos dos niveles de lectura.
A partir de ahí vuelve a ser una historia que nos recuerda a los orígenes de la serie porque vuelve a ser muy urbana. El hecho de tener más espacio en el díptico nos ha permitido desarrollar más las tramas, además de personajes a los que echábamos un poco en falta como Weekly que en estos dos álbumes tiene una trama propia y nos ha permitido verle en acción. Verle no solo como el contrapunto cómico de Blacksad, sino que es un periodista y que además ejerce bien su oficio. Y también poner en relieve esa relación de Blacksad con Alma, que es un personaje que nos resulta primordial dentro de la serie y que hasta ahora no había tenido mucho espacio dramático.
A diferencia de sus otros álbumes, sin embargo, aquí la historia se divide en dos partes. Cuestión que abordaron, en palabras del guionista, de esta manera:
Nos pareció muy buena idea por dos razones principales: una porque llevábamos mucho tiempo sin sacar ninguna novedad. El formato díptico nos obligaba a volver con una historia larga y con esa promesa además de que en poco tiempo íbamos a sacar dos álbumes. Era, digamos, una recompensa a la paciencia de los lectores. Y por otro lado, desde la salida de la serie nos hemos ido moviendo en el formato de las 54 páginas y a veces hemos echado en falta un poco de más espacio narrativo para desarrollar el universo de Blacksad y ver con más detalle su relación con los demás personajes. No se trata simplemente de hacer una serie que se convierta en una repetición de investigaciones de Blacksad. Eso nos interesa relativamente, es la parte de la mecánica de la serie. Lo que más nos interesa es crear ese mundo alrededor del personaje e ir poniendo en imágenes y en diferentes historias la evolución del mismo. Por eso el formato díptico se ha adaptado muy bien a ese objetivo. Sin renunciar a tener una estructura compleja de policíaco, de noir, al mismo tiempo darle un poco de sustancia a los personajes. Esa sustancia que a veces echábamos en falta.
Al respecto de las ideas y del mensaje, el escritor aclara:
Nosotros huimos de la pedagogía, de acabar con una moraleja. Es algo muy tentador, en general, cuando haces género negro y es algo que me da un poco de alergia. Sí que es verdad que intentamos reflexionar en cada álbum sobre temas diferentes y la cuestión de la justicia social -o la injusticia social- está muy presente forzosamente cuando hablas de temas que se desarrollan en la gran ciudad, porque es donde se hace más evidente ese contraste. Pero son más reflexiones en voz alta que mensajes de cómo solucionar problemas. De entrada somos dos autores, nos llevamos súper bien y somos amigos / hermanos de sangre, pero no pensamos igual sobre todas las cosas. Somos los primeros interesados en no sentar cátedra sobre ningún tema.
Guarnido apostilla y expande el pensamiento de la pareja creativa:
Blacksad es más bien un cómic con un personaje que tiene un cariz humanista. Y en ese sentido es un personaje con una ética y una integridad personal que hace que tome posición respecto a algunas cosas. Los temas sociales e históricos, particularmente anclados en la época de los 50 en EEUU, no es que sean un telón de fondo que no influye en la historia; al contrario, precisamente es un telón de fondo que sirve para anclar las tramas y también para establecer una relación con el aspecto fabulístico, con el hecho de estar utilizando animales antropomorfos para representar -como un espejo deformante- al ser humano. Blacksad no habla de animales, Blacksad habla del ser humano. Y en ese sentido hay un montón de problemáticas, muchas de las cuales gustan a la gente porque siguen teniendo eco en la actualidad, porque el ser humano evoluciona pero también se queda un poquito arrastrando los pies en ciertos aspectos que podría mejorar. Con lo cual te da historias que tienen ese interés y en las que Juan tiene la habilidad de que cada lector pueda encontrar un eco a su propio pensamiento y sentimientos en la historia que lee.
Díaz Canales lo explica desde una clave inherente al noir clásico:
Si hay una cosa que me interpela en el género negro que profundiza en el aspecto social y el existencial -esa mirada interior hacia el ser humano tan propia del noir que se expresa tan maravillosamente con el recurso de la voz en off-, es un aspecto en esta creación de los primeros autores clásicos como Dashiell Hammett, Raymond Chandler, James M. Cain, etcétera: que es la tremenda contradicción de estos héroes -por eso creo que se les llama antihéroes- que son los detectives privados, que además vienen un poco de herencia de los vaqueros, ese tío solitario que se enfrenta a los grandes problemas… Es súper interesante la contradicción entre lo individual y lo colectivo. Y es algo que nos lleva a nuestros días. Es decir, son personajes que nos resultan muy atractivos porque son individuos con una moral inquebrantable, no son sobornables, etcétera, y al mismo tiempo suelen abrazar las grandes causas, pero nunca de una manera colectiva. Siempre tienen esa dialéctica entre lo individual y lo colectivo.
Corto Maltés es otro ejemplo de eso. Muchas veces se pone el acento en el aspecto aventurero, pero creo que Hugo Pratt bebía de todo esto. Muchas veces las historias de Corto Maltés me recuerdan a Casablanca y a las películas que nos han inspirado de los años 40 y 50 con esos héroes que son individualistas, de una moral muy firme, pero nunca abrazan una causa colectiva; precisamente porque entra en conflicto con su individualidad. Yo creo que ese es un problema que se arrastra hasta nuestros días. Vivimos en esa contradicción. Queremos ser individuos de pleno derecho, pero sabemos que para que la convivencia funcione tenemos que renunciar a muchas cosas.
¿Y cómo se postula el futuro del detective gatuno? Díaz Canales no puede ser más explícito:
Blacksad es un juguete en manos de dos niños -malcríados, encima- a los que se les permite utilizarlo y jugar con él sin visos de querer terminar. Es un vehículo maravilloso para sentirnos realizados porque nuestra pasión siempre fueron los tebeos. Nuestro primer tebeo fue Blacksad y ha ido tan bien que hoy por hoy no tiene ningún sentido que lo dejemos de lado. Ni siquiera tenemos visos de agotamiento porque tan solo en 23 años pues han salido siete álbumes. Entonces, es un vehículo maravilloso para expresar ideas, para hacer el tipo de tebeos que como lectores nos gustan, para evolucionar también como autores. Todavía, además, tenemos margen para experimentar con otros formatos, historias con más páginas, ver hacia donde nos lleva el personaje… Porque no lo tenemos escrito, no sabemos lo siguiente que va a pasar y tenemos ese sense of wonder de ver qué puede dar de sí la serie. No tenemos ninguna razón para no estar felices cada vez que retomamos las historias de Blacksad.
Y si quedaba alguna duda, Juanjo Guarnido reafirma que Blacksad es su obra central:
Si hay que resumirlo en una palabra, Blacksad nos apasiona. Nos gusta cambiar de aires, hacer tebeos con otra gente de inmenso talento y obras de las que también estamos orgullosos, pero Blacksad es la obra central que vertebra nuestra carrera. Fue la primera cuña que metimos en el cómic y a partir de ahí hemos tenido otros éxitos y nos hemos dado algún batacazo, pero Blacksad está ahí y es lo que preferimos hacer. Y el hecho de hacer otra cosa solo significa que vamos a volver a Blacksad con más ganas, que es lo que nos pasa sistemáticamente.
El éxito comercial de Blacksad nos permite poder dispersarnos en otras cosas sabiendo que ahí hay un colchón, que cuando volvamos a Blacksad prácticamente sabemos que es un éxito asegurado. Tiento un poco a los hados, pero es así. En esa pasión va también que compartimos con el público el cariño por el personaje; hasta el punto de que yo mismo me sorprendo -y espero no parecer tonto- pero cuando lo dibujo lo reconozco. Pienso en él como en alguien que existe, pienso en él como podría pensar en un actor. Ya rebasa el hecho de que es un personaje que te inventas y hacer un tebeillo con él. Tiene algo.
¿Y qué hay de la posibilidad de que otros autores tomen el testigo? En el futuro es algo que Guarnido no descarta:
Mientras nosotros tengamos posibilidad de seguir trabajando, a mí no me apetece delegar en otro autor. Pero tampoco nos negamos a que cuando nosotros desaparezcamos haya otra gente que pueda seguir creando historias de Blacksad porque hay mucha gente de mucho talento; y a mí me hace ilusión que perviva, no nosotros a través del personaje, sino el personaje en sí. Porque la gente lo quiere, le tiene mucho cariño, y sería una pena. Esperamos que sea con la mejor fortuna posible. Y a lo mejor puede que lleguemos a un punto en que podamos decidirlo nosotros si ya estamos muy viejitos y no podemos tirar de los lápices, pero mientras tengamos fuerza vamos a seguir con ello. Y no estamos cerrados a la idea de que alguien retome Blacksad.
Díaz Canales es de la misma opinión:
En realidad los personajes nos sobrepasan. Cuando se da una circunstancia feliz de éxito editorial -y el caso de Blacksad parece ser que ha entrado en esa categoría de que un personaje se hace verdaderamente popular-, enseguida tomas conciencia de que ya está. Es como el hijo que se ha ido de casa. Y además te pasa en tiempo real. No hace falta que te mueras, lo estás viendo a tiempo real. Y ahí hay que ser generosos. Si eres consciente de que el hijo se ha ido de casa, déjale que viva su vida independiente y no cortes las alas. Yo, que tengo la experiencia también del otro lado, de haber retomado un personaje mítico como Corto Maltés, estoy eternamente agradecido a Hugo Pratt por haber tenido la generosidad esa de haber dicho «cuando me muera que el personaje siga». Pero creo que es generosidad mezclada de inteligencia. Porque siendo un autor súper carismático, él se daba cuenta de que lo que iba a pasar a la hsitoria era Corto Maltés, no Hugo Pratt.
Y está bien que así sea. Somos todos herederos de una cultura y de historias que nos ha ido dejando la gente, de personajes que nos han dejado otros autores. Nosotros sin ir más lejos en este último álbum hemos hecho uso y abuso de Shakespeare de una manera descarada y creo que todo el mundo lo agradece. Es un acervo cultural que vas dejando. Un poso. Yo creo que si sigue interesando el personaje, ¿por qué no? Que se quede abierto a posteriores interpretaciones, evoluciones o lo que quiera dar de sí.
Pero mientras ellos puedan -y quieran-, van a seguir siendo quienes marquen el camino de Blacksad:
Eso está claro. Porque como decía, encima es que no hemos llegado a un punto de agotamiento. Cada vez que nos reencontramos con el personaje es pura felicidad y puro reto -en el buen sentido de la palabra, un reto creativo. El personaje todavía nos da mucho… no es un chicle que ha dejado de tener sabor, todavía nos tiene preparadas muchas sorpresas, espero.
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