Con motivo del inicio del festival judío de Casa Sefarad en Madrid el pasado 15 de junio, la filmoteca proyectó la última obra del director israelí Eran Riklis, conocido por películas como La novia Siria y Los limoneros. Amable y con una sonrisa en la cara nos recibió gustosamente para hablarnos de su último trabajo: El viaje del director de recursos humanos.
Pregunta: El director de recursos humanos es la primera novela que ha llevado al cine, ¿qué es lo que le llamó la atención de ella para adaptarla a la gran pantalla?
Respuesta: La novela tiene todos los elementos que normalmente inserto en mis películas: un buen personaje central bastante complicado; una buena situación como lo es Jerusalén en 2002 llena de ataques terroristas y atentados suicidas, por lo que puede hablarse de un contexto político; una historia interesante y un ángulo distinto, ya que de repente nos encontramos con el cadáver de una mujer que tiene que ser llevado a algún lugar de Europa del este lo que lo hace una historia totalmente diferente. Creo que tanto el libro como la película tienen dos partes bien diferenciadas, por un lado pensé que todos estos elementos eran divertidos pero al mismo tiempo serios, lo que era interesante para mí. Fue una decisión fácil a fin de cuentas ya que todo encajaba conmigo.
P: ¿Cuáles son los elementos de la novela que no ha contado en la película?
R: Todo (risas), no en realidad la historia es la misma y los personajes prácticamente también. Creo que la única cosa que no está incluida en la película es el hecho de que el libro es mucho mas filosófico, trata elementos religiosos y psicológicos del personaje y pretende hacer una declaración filosófica sobre la vida y la muerte. Yo, en cambio, intenté hacer la historia algo más sencilla sin llegar a ser estúpida pero simple en el fondo, hice una película que todo el mundo pudiera ver, accesible para la gente común y no enfocada a intelectuales. Como he dicho antes, de la novela cogí la historia y los personajes y dejé de lado los momentos de reflexión, lo que creo que es la gran diferencia existente entre una novela y una película.
P: El hecho de que Julia muera en un atentado sirve un poco de excusa para criticar la situación actual política del país, ¿cierto?
R: En cierta forma sí, es decir podría haber muerto simplemente atropellada por un autobús, pero sí, el 2002 fue un año realmente duro, es más, desde el 96 hasta el 2003 más o menos, fue un tiempo extremadamente violento con muchísimos atentados suicidas. Lo recuerdo muy bien ya que vivo en Tel Aviv, cada día que vas al trabajo o tus hijos al colegio tienes miedo, miedo de que algo pueda pasarte y el problema es que la violencia es algo muy aleatorio, no sabes cuándo va a ocurrir. No sólo en Israel, sino en Nueva York por ejemplo al ver un avión de repente en el cielo. La violencia es una locura y ocurre así sin más (chasqueo de dedos). Eso es de lo que creo que realmente trata esta historia, de un momento violento que se lleva la vida de la gente incluyendo la de Julia. Uno de mis momentos favoritos de la película es cuando el director de recursos humanos va a su habitación y ve la manzana en la mesa, los cigarrillos en el cenicero…esas pequeñas cosas que conforman lo que son nuestras vidas. Quizás ella estaba fumando 10 minutos antes de ir al supermercado y morir. Así que sí, es una excusa pero bastante valiosa porque habla de lo que este mundo es en realidad.
P: Usted es israelí y eso se nota en películas como la que hoy nos ocupa y en anteriores trabajos como Los limoneros o La novia siria, pero también ha vivido en Estados Unidos, Canadá y Brasil, ¿tiene pensando en un futuro hacer películas sobre alguno de estos países?
R: ¿Una película brasileña? ¿Copacabana? (risas) No lo sé, puede, es extraño, tengo un guión que escribí hace dos años sobre Bolivia. ¿Por qué Bolivia? porque encontré una historia interesante acerca del agua y la tierra, no sé, es raro. Por un lado siento que vivo en Tel Aviv pero en realidad he vivido en todo el mundo y podría contar una historia sobre cualquier lugar y cualquier persona, pero por otra parte me centro en Israel porque a mi gente es a la que mejor conozco, no sé, en realidad creo que es lo que se me pasa por mi mente, si encontrara una buena historia que pueda contar en América, Brasil o Inglaterra, lo haría, el hecho es que la mayoría de mis historias hasta ahora ocurren en Israel.
P: Antes mencionó que había rodado en Rumanía en lugar de en Rusia porque le resultó más fácil, ¿significa esto que había pensado filmar en Rusia en un primer momento?
R: Sí, pensé en rodar en Rusia y después en Ucrania pero era realmente difícil porque…no quiero decir nada en contra de Rusia (risas), pero era complicado, el tema de las mafias y demás. Y Rumania tenía una buena industria, porque tiene muy buen cine y una industria muy profesional, y su gente es muy curiosa y quiere aprender y verse envuelta en proyectos nuevos, no fue un simple «estamos rodando una película, hola y adiós«. En ese sentido me sentí muy bien allí, la comunicación fue muy buena.
P: Para terminar, ¿Cuáles son los próximos trabajos que tiene en mente?
R: Pues ahora mismo acabo de terminar mi último trabajo que es este, El viaje del director de recursos humanos e inmediatamente después hice una película titulada Play-off que va acerca de un entrenador de baloncesto que nació en Alemania y vuelve a su tierra muchos años después del holocausto para jugar… es una historia dramática. Ahora estoy planeando un film llamado Dancing arabs, es un libro escrito por un iraní. Es una historia muy divertida, habla sobre el hecho de ser árabe de nacimiento pero haber crecido en un país judío, por tanto quieres ser parte del país pero no eres judío, es una historia muy bonita.
Foto: CRISTINA RODRÍGUEZ
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