Tras despuntar en programas como Sé lo que hicisteis y dejarse ver en series como Gran Hotel, a Paula Prendes le ha llegado su primera gran oportunidad en cines con Fuga de cerebros 2. La joven actriz –licenciada en comunicación audiovisual– muestra aquí su cara más gamberra y divertida con un único objetivo, arrancarnos unas cuantas risas. Sobre ese objetivo, así como de su trabajo en la película hablamos en esta entrevista.
Pregunta: ¿Cómo entraste en el proyecto? ¿Qué fue lo que te atrajo de él?
Respuesta: Pues mira, yo estaba de reportera en Sé lo que hicisteis y el simple hecho de que te ofrezcan una película… me atrajo el dar ese salto. Porque para mí imagínate, fue un salto brutal. Luego, lo que más me motivó fue que Luis San Narciso, que es el director de casting de Globomedia –el gran gurú digamos– confió en mí y es una persona en la que yo también confío mucho. Él pensó en mí para el papel, pero tuve que pasar pruebas, evidentemente, para convencer al resto. Y todo lo que venga de la mano de Globomedia, además, para mí es ir sobre seguro porque es una casa en la que he trabajado mucho y me siento muy a gusto. Y aparte Fuga de cerebros había cosechado un éxito de taquilla tremendo, me parecía ir un poco sobre seguro ¿no? Aparte ya había visto la primera parte y me gustó. Me gusta ese cine y aunque haya muchos que lo critican, pues bueno, hemos hecho una hamburguesa muy rica. No es un solomillo ni un pescado pero es una hamburguesa que está muy bien.
R: ¿El actuar era algo que te habías planteado ya antes o ha sido porque surgió la oportunidad y decidiste tirarte al ruedo?
R: Sí me lo había planteado. Es más, yo quería estudiar interpretación pero mi familia, pues lo típico, que no lo ve claro e hice comunicación audiovisual en Salamanca y allí conocí a muchos compañeros que hacían cortos y siempre me prestaba a actuar. Y luego llegué a Madrid a hacer un master en periodismo; pero me hice un videobook, me hice unas cuantas fotos y empecé a moverlo por agencias. Y cuál es mi sorpresa que me empezaron a llamar para un papelito pequeño en Hermanos y detectives, en Sin tetas no hay paraíso, cosas así. Y me dije «¡madre!, a ver si me va a salir por ahí la cosa”. Me apunté a unas clases de teatro con Sandra Toral y entonces, vamos, fui digamos sentando un poco ahí las bases. Ya luego empecé a hacer participaciones mayores en series como Bicho malo nunca muere y antes de estar en Sé lo que hicisteis y Periodistas Fútbol Club hice una serie para Antena 3 que se llamaba Somos cómplices que grabamos un verano entero aunque solo se emitieron dos capítulos. Digamos que lo tenía ahí, entre ceja y ceja.
P: Supongo que entonces la preparación del personaje tampoco te costaría mucho
R: Mmm concretamente este personaje no mucho, la verdad. Por ejemplo si me preguntas por el de Gran Hotel te digo que mucho, pero el personaje de Sara en Fuga de Cerebros no me costó mucho porque son referentes muy cotidianos. Hay muchas cosas que puedo sacar de mi misma.
P: ¿Qué crees que aporta esta Fuga de cerebros 2 a la primera parte?
R: Pues creo que esta segunda entrega multiplica por cuatro todo lo que trae la primera. Hay más gamberrismo, hay más amor, hay más amistad, hay más burradas y bueno, en esta entrega hay dos chicas en vez de una y eso ya es bastante. Eso sí, hay que tener en cuenta que esta película creo que está muy bien lograda porque se ha hecho con la mitad de presupuesto que la primera y eso igual lo notáis (risas). Pero bueno, espero que lo hayamos suplido con otras cosas.
P: ¿En algún momento llegasteis a sentir un poco la presión (por así decirlo) del éxito que tuvo la primera y la pareja mediática que son ya Amaia Salamanca y Mario Casas; otra vez partir de cero con actores que no son tan conocidos…?
R: Total, la presión está ahí en la nuca, te está soplando todo el día (risas). Al principio mogollón, porque imagínate, están ellos en un momento estupendo, son super taquilleros y de repente llegamos nosotros que no tenemos nada que ver, entonces sí. Y aparte nos hacían muchas bromas en el equipo en plan «esto lo haría mejor Amaia«, o «esto lo haría mejor Mario» y nosotros era como «por favor dejadnos en paz«. Pero era de broma, nos acogieron muy bien. La presión existe pero también, a más presión, más decir «aquí estoy yo, voy a dar la cara por lo que he hecho, que lo he hecho con mucho amor«. También la presión es igual al instinto de superación y al vamos a esforzarnos más.
P: ¿Ha habido algún aspecto de tu personaje o alguna escena que te haya supuesto más retos?
R: Bueno a mí es curioso, porque las escenas que más me cuestan son las escenas que quizás para los actores sean muy cotidianas, porque yo estoy viendo que cuando tengo que exteriorizar sentimientos, es decir, mostrar la tristeza, llorar… es lo que más me cuesta y es lo que más pudor me da. No me da pudor ni asustarme, ni reírme, ni cantar, ni incluso las escenas de cama. Pero lo que me da pudor es de repente –porque creo que ahí tienes que tener mucha verdad y si no lo haces de verdad… bueno, yo no sé hacerlo de manera que no sea de verdad– es la secuencia en que él me dice que no me quiere, que sigue enamorado del personaje de Patricia, tengo que recibir aquello y destrozarme por dentro; pues me costó mucho. Porque quería hacerlo qué lo veas y qué digas «¡jolín!, pobrecita, está sufriendo» y no sé si lo conseguí (risas), pero me costó mucho.
P: En ese tipo de escenas es lo que dices, la verdad tiene que salir más del interior de uno
R: Claro, tienes que tener la verdad dentro. Porque si no la tienes dentro, no va a salir por los ojos. Ahí hay que jugar ¡puf! A mí eso me parece super difícil, tener tú la emoción para que te salga por los ojos.
P: Vista la peli, ¿cómo la valoras? ¿Difiere mucho de lo que rodabas, o se ha plasmado exactamente lo que se pretendía?
R: Hombre, yo me sorprendí mucho porque en muchas de las secuencias entre la pandilla yo no estaba en el rodaje. Solamente las había visto escritas y por ejemplo la secuencia en la que ellos discuten, cuando sale la amistad a flote, que se ponen un poco serios o la secuencia de la llama cuando están en el furgón y les escupe… Esas son secuencias que yo vi y que dije «olé, qué bonitas«. O la secuencia en que estamos todos en la fiesta en la que había un plano muy complicado… La veo mejor de lo que pensaba, pero claro, eso es muy subjetivo.
P: En la presentación de la película algunos periodistas aludían a lecturas más profundas de la película hablando sobre el machismo y demás. ¿Entiendes ese tipo de comentarios de una película como Fuga de cerebros que realmente no busca eso?
R: Sí los entiendo pero me parece que no es la película para ahondar en eso, porque al fin y al cabo es lo que te digo, estás comiendo una hamburguesa rica, pero una hamburguesa, no un solomillo ni un pescado. ¿Qué estás vendiendo? Una comedia gamberra ¿Y qué buscas? Que la gente se ría. No buscas hacer pensar ni reflexionar, ni ser políticamente correcto. Creo que si el objetivo es que te rías ya eso está cumplido de sobra. Se pueden tocar un montón de cosas políticamente incorrectas, que las hay, claro que sí, pero digamos que ya vas con ese sello y encima de la primera, sabiendo que vas a pasar por todos esos sitios. Entonces sí que es cierto que ahí no engaña. Una cosa puede perjudicar es la doble moral, cuando te venden una cosa pero en realidad es otra. Pero aquí se vende lo que se vende. Es tan claro que creo que no puede hacer daño. Y dónde hablaban del machismo, yo no veo machismo. O sea, hay machismo porque en la sociedad en la que vivimos, en el mundo occidental hay una base machista que se impregna en cada cosa que hacemos, pero no se ahonda en ese machismo.
P: Volviendo un poco a la comparación con la hamburguesa, entiendes que la crítica y los medios tengan un mismo baremo para una Fuga de cerebros o una de Polanski –por ejemplo–, que busca unos objetivos completamente distintos… no sé si lo ves que es justo, que no debe de ser así, habría que valorar según los objetivos de la película…
R: Hombre, evidentemente. Hablas de Polanski, el lunes estuve viendo Un dios salvaje; a ver, que no me van a comparar a mí con Jodie Foster ¿no? (risas). Quiero decirte, no tiene nada que ver. El nivel de actuación que hay en esa película con el que hay en la nuestra, ni la temática, ni nada. evidentemente que son distintos baremos. Esto está hecho con mucho cariño, está hecho para que la gente se vaya a reír, con la intención también de que sea una película taquillera, siguiendo una saga con una temática americana. Entonces bueno, que sepamos en donde estamos. Es cine, claro, todo es cine; todo es comida, pero no es lo mismo unos huevos con patatas que un arroz con leche. Alimentan, sí, pero jolín, no tiene nada que ver. Pues, diferente trato, sí.
P: Y ya para acabar, la primera transcurría en Oxford, esta lo hace en Harvard… en caso de haber una tercera entrega ¿en dónde te la imaginas?
R: En Nepal. Ya sé que suena a cachondeo, pero lo habíamos pensado, que no estaría mal. Se barajaba entre Nepal, Sudáfrica y Australia. Para salir un poco del rollo, sí.
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