Norma Editorial ha publicado, en dos tomos, Assassin’s Creed: La espada de Shao Jun, una aventura enmarcada dentro del universo de la afamada saga de videojuegos de Ubisoft centrada en la historia de una asesina de la China del siglo XVI y de su descendiente en el Japón actual.
«Sé muy bien que tú jamás me traicionarías«
Hay que entender La espada de Shao Jun dentro de su contexto. Es un relato de Assassin’s Creed, indicado sobre todo para quienes sigan la franquicia o, al menos, tengan un conocimiento razonable sobre la misma. El lector neófito puede acercarse a la obra, ¡faltaría más!, pero se encontrará con necesidades insatisfechas a la hora de contextualizar determinados conceptos y acontecimientos.
Desde el porqué de la disputa entre asesinos y la orden de los templarios, la tecnología Animus para conectar a gentes del presente con los recuerdos de sus ancestros o el propio lugar de Shan Jun entre los suyos, porque tampoco se trata de una protagonista creada expresamente para este manga, sino que su historia está bien anclada en la cronología de franquicia. Ya en el primer volumen se alude a Ezio Auditore, gran protagonista de la primera etapa de la franquicia en consolas y mentor de Shao Jun en la película animada Assassin’s Creed: Embers. Esta historia transcurre antes y después de dicho filme… o lo que es lo mismo, vendría a narrar algo similar a lo acontecido en el juego spin-off Assassin’s Creed Chronicles: China.
¿Entendéis por dónde va el problema? Aunque se trata de una lectura que puede funcionar de manera autónoma, son muchos los interrogantes y espacios en blanco que pueden quedar en el lector menos versado en el rico universo del videojuego de Ubisoft. A fin de cuentas no es una obra pensada para iniciarse en este, sino que ha sido desarrollada para ampliar el lore de la franquicia y premiar a los seguidores de la misma (y en este sentido no defrauda, da justo lo que se espera de ella).
Pero si no os da miedo meteros en territorios desconocidos, hay que reconocer el buen hacer de Minoji Kurata para trasladar la historia planteada por Ubisoft al manga. El relato es muy disfrutable y se hace muy ameno desde el principio. Los conceptos básicos de los juegos, así como sus reglas internas, se dan por supuestos, pero no se detienen excesivamente en ellos. Es decir, aunque os pueda faltar esa información, Kurata siempre tiene el foco puesto en Shao Jun y en Lisa (su descendiente en la actualidad), de tal forma que no se nos permite pensar o cuestionar cómo funcionan las cosas. Lo que importa es el viaje de sus dos protagonistas.
En cierta forma los lectores nos metemos en la piel de Lisa, a quien este conflicto de siglos entre templarios y asesinos pilla completamente a pie cambiado y tiene que ir asumiendo sobre la marcha lo que le cuentan o descubre. Ya cuando tenga tiempo podrá reflexionar y hacer preguntas al respecto. Con nosotros (si llegamos de nuevas) nos pasa exactamente lo mismo. Quien sabe, igual La espada de Shao Jun puede ser vuestra puerta de entrada a Assassin’s Creed.
En cuanto a la edición de Norma, el manga se nos presenta en dos tomos en el siempre agradecido formato kanzenban (ya sabéis, algo más grande que el manga «estándar»), con sobrecubiertas y algunas páginas a color.
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