«¡¡El Octavo Kaiju ha aparecido!!«

Curiosa terna de tomos la que tenemos hoy entre las manos de la serie de Naoya Matsumoto que publica Planeta Cómic en España. Curiosa, entre otras cosas, porque, si bien decía en mi anterior artículo que Matsumoto no pierde el tiempo con sagas de entrenamiento, los dos últimos tomos de este grupo hacen que me tenga que retractar de mis palabras de allá por el mes de abril. Pero vayamos por partes, porque todo tiene sentido y vamos notando el crecimiento del propio mangaka conforme su obra va ganando notoriedad a lo largo y ancho del globo (su anime está al caer, así que a ver qué tal funciona) y va necesitando adoptar nuevos ritmos que permitan su supervivencia más allá del fenómeno puntual de internet.

Y es que Kaiju No. 8 #6, que viene a cerrar al primer gran arco de la serie, cae como un jarro de agua fría y deja muy claro que ésta no va a ser una de esas series del pasado en la que sólo el héroe principal deba salvar el día. Sí, Kafka Hibino terminará por enfrentarse al Kaiju No. 9 en algún momento de la historia, pero ni eso tiene por qué ocurrir en solitario (a los Guardianes de la Noche me remito para constatar que ahora ya no es lo que se estila) ni eso deja libre al resto de miembros de las fuerzas de autodefensa ante las cada vez más masivas oleadas de monstruos que están apareciendo en Japón por tierra, mar y aire. Toca subir de nivel ante un enemigo principal cuyo gran objetivo (más allá de la destrucción) no parece evidente aún, pero que cada vez que regresa lo hace con un truco nuevo bajo la manga.

«¡Ni siquiera puedo controlar mis pensamientos…!«

Así que sí, toca saga de entrenamiento en un manga que no parecía muy dado a perder el tiempo con ellas. Pero la lógica es inmensa: la colección ha avanzado a lo largo de seis tomos a un ritmo imparable, con muchísima acción (y cada vez menos humor) y ahora necesita parar un poco, tomar aliento y decidir hacia dónde pretende tirar. Ver cómo comienzan a crecer personajes que parecían haber quedado olvidados con toda la historia del cambio de unidades es también una gozada (además, el autor había invertido demasiado tiempo en diseñar a unos caracteres que apenas sí habían tenido su frase cuando nuestro protagonista se unió al grupo de los nuevo reclutas).

Kaiju No. 8 #8

El propio Kafka va a tener que pulir sus habilidades para no sucumbir al monstruo que habita en su interior, así que también tenemos fiesta para él para cerrar un octavo tomo de esta cabecera bastante más tranquilo que los anteriores, pero cogiendo carrerilla para la próxima batalla campal por las calles de Japón. El dibujo, como siempre, sigue siendo excepcional y aunque el humor ha decaído mucho, sigue habiendo momentos para todos los gustos. Pendientes de cómo funcionará su versión animada, puede que Kaiju No. 8 no sea el bombazo que se nos prometió hace cosa de un año, pero sí que es un manga que está sabiendo crecer y evolucionar con cada nueva entrega.