Kaiju No. 8 #4

Kaiju No. 8 #4-5: Velocidad de esta época

Kaiju No. 8 #5«Esta vez no hay vuelta atrás, todo se acabó«

 

Ahora que por fin comienzan a llegar con relativa periodicidad los tomos de Kaiju No. 8, me doy cuenta de lo rapidísimo que avanza la trama del shonen de Naoya Matsumoto que publica Planeta Cómic en España. En apenas cinco volúmenes la trama ha dado una serie de giros de guión espectaculares parecidos a los que otras historias se esperarían un poco más en proponer. Lo pienso y me doy cuenta de que me está ocurriendo algo muy similar con Undead Unluck (de Yoshifumi Tozuka y traída a España por Panini) y con Mashle (de Hajime Komoto y en manos de Norma Editorial), otras dos series que han nacido en estos últimos tres años y que ya cuentan con adaptación animada, como es el caso de Mashle, o van camino a estrenarla. En los tres casos la historia se desarrolla a un ritmo vertiginoso que difiere de la calma con la que avanzaban las tramas hace unos lustros y que, tal y como yo lo entiendo, responde a la manera en la que actualmente se desarrollan los mangas y la irrupción de las plataformas digitales.

 

Kaiju No. 8, al igual que otros éxitos recientes como One Punch Man, nació para su distribución online y su desarrollo ha quedado siempre en manos de su autor. Esto quiere decir que ha sido siempre el propio Matsumoto el que ha decidido sobre la velocidad de la trama o cuándo debían entrar los principales giros de guión (al menos en su mayor parte). Es después, cuando se certifica su buen funcionamiento, cuando la Jump decide que el manga salte al formato físico y comienza a prestarle algo más de atención. Esto viene a traducirse en que Matsumoto, probablemente lector y víctima de las técnicas antiguas para alargar tramas, haya decidido dotar a su manga de un ritmo mucho más frenético, en contraposición con lo que se ha leído hasta ahora.

 

«A pesar de lo que dices no podemos apoyarte«

 

Pero no acaba ahí la cosa. Las plataformas digitales (como Netflix, Prime Video, etc.) han demostrado una y otra vez que la época de las largas series de docenas de capítulos por temporada se ha terminado. Sin ir más lejos, acaba de terminar la tercera temporada del Mandaloriano, que ha contado con ocho episodios (exactamente los mismos que las otras dos) y ya no veremos más hasta la próxima. ¿Nos quedaremos sin ver nada hasta entonces? De ningún modo, ya llegará lo próximo de Marvel, Ashoka o lo que se os ocurra para que el espectador siga fiel a la pantalla. Lo mismo está ocurriendo con el cómic nipón. Ya no hace falta alargar las tramas de una serie, porque cuando ésta acabe otra llegará para ocupar su lugar y, además, se venden mejor los tomos de una serie corta pero de gran calidad que los de una colección larga con sus inevitables altibajos.

 

Kaiju No. 8 #4

Kaiju No. 8 #4

 

Así, en estas dos entregas asistimos al final de la saga del ataque a la tercera división, se descubre el pastel sobre el secreto de Kafka Hibino y somos testigos de una nueva aparición del noveno kaiju, el verdadero villano de la serie. Matsumoto no pierde el tiempo con sagas de entrenamiento o con tramas secundarias, sino que se dirige con velocidad y precisión hacia lo que quiere contar desde el primer número. A veces esto se refleja en capítulos de pura acción que se leen en pocos minutos seguidos de saltos temporales salvajes, pero lo cierto es que la lectura de esta serie se convierte así en algo ligero y fácil de digerir, sin que la trama se convierta por ello en algo irrelevante o anodino.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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