Harahara Sensei

Harahara Sensei #1: Breaking yakuza

Harahara SenseiNorma Editorial suma a su catálogo una miniserie de cuatro volúmenes sobre una desdichada profesora de química que inicia una particular guerra contra la yakuza a fin de encontrar a su hermana desaparecida. Se trata de Harahara Sensei, segunda obra de Yanagi Takakuchi, pero primera en llegar a nuestras librerías.

 

«Es heroinómana, ahora todo tiene sentido»

 

Azusa, así se llama la protagonista, es una mujer apocada (en el sentido de retraída y medrosa) que intenta vivir haciendo el menor ruido posible después de unos abusos que minaron su autoestima y sus ambiciones profesionales. Su hermana, Ruka, es el único punto de luz que queda en su día a día. Así, cuando esta desaparece, la timorata profesora decide actuar en consecuencia, pues ya no le queda nada que perder.

 

Takakuchi perfila una protagonista interesante, puede parecer poquita cosa, pero tiene el carácter de un animal herido, volviéndose más peligrosa cuanto más arrinconada se encuentra. Radical y violento, el camino que emprende Azusa es uno de descubrimiento de sí misma. El detonante es la desaparición de Ruka, pero dicho evento no es más que una excusa para explorar el despertar de un personaje al que le robaron la confianza cuando era más vulnerable y que está dispuesta a recuperar aunque tenga que arrasar con todo Tokio para conseguirlo.

 

En su camino se encuentra con el yakuza Yoroizuka, personaje también de pasado tormentoso con quien establece una relación de interés mutuo, siempre con el objetivo en mente de rescatar a Ruka. Son dos personajes, Azusa y Yoroizuka, que en cualquier otro contexto jamás hubieran cruzado sus destinos y en este tampoco es que parezca que vayan a acabar siendo buenos amigos. Hay en Takakuchi un ánimo por remarcar las diferencias entre ellos y de poner en valor a la profesora, cuyo descenso a la escena criminal nipona tiene una motivación muy clara y sus acciones no van a envilecer su carácter o forma de ser.

 

Harahara Sensei

 

La intención resulta atrevida porque en el medio-largo plazo puede quebrar la verosimilitud del personaje. Nadie confabula con criminales o asesina a sangre fría (por mucho que sus víctimas se lo puedan merecer) sin que se distorsione algo en su interior. La suerte con la que cuenta el mangaka es que su obra ocupará solo cuatro volúmenes, pudiendo arriesgar omitiendo la evolución de algunos aspectos de los protagonistas.

 

Esto se refleja en el desarrollo de la aventura, siempre al sprint. Los sucesos se van acumulando sin que la protagonista (ni los lectores) pueda pararse un momento a pensar. Incluso los flashbacks con los que se salpica la narración están pensados para incendiar el estado emocional presente de los personajes, empujándoles a aumentar su determinación en los momentos críticos. Este frenetismo, muy agradecido cuando llega y estalla (a veces de manera literal) la acción, sufre el peaje de provocar cambios bruscos de tono en situaciones y personajes (se nota principalmente en las escenas en las que Yoroizuka interactúa con su banda a cuenta de Azusa), obligándonos a aceptar ciertas cosas porque sí, forzando nuevamente la verosimilitud del relato. Falta trabajo en las sombras, dedicación a los matices para dar volumen y consistencia a los personajes.

 

Todo apunta a que Harahara Sensei es una obra de trama y no de personajes, en la que la acción está por encima del contexto y en la que el fin justifica los medios. Lectura rápida y sin complicaciones. Cualquier parecido con Breaking Bad se queda en la formación que comparten sus respectivos protagonistas.

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *