«Atención, Meduz, ya sale«

 

Resulta casi imprescindible leerse la introducción a este cómic que hace el propio Alejandro Jodorowsky antes de hincarle el diente a este álbum. En ella, el guionista nos habla de cómo se fraguó su amistad con Mœbius a través del fallido intento de llevar Dune a la gran pantalla y cómo esa aventura terminó derivando en El Incal, pero sobre todo nos habla del infinito asombro, la reverencia y el amor que suscitaron en él desde el primer momento las ilustraciones del artista francés que falleciera allá por 2012. Gran parte de esta admiración queda reflejada en Los Ojos del Gato, un cómic que idearon juntos para que se regalara como parte de la colección Mistral de Les Humanoïdes Associés y que, hay que ver cómo es la gente, terminó vendiéndose de segunda mano por cientos de euros.

 

Norma Editorial coge ese cómic y lo vuelve a poner de actualidad con una edición preciosa que está rogando ser expuesta en nuestras estanterías y que hace verdadera justicia a las ilustraciones de un artista eterno, acompañado aquí levemente y con toda la intención de quedar en segundo plano por una de las mentes creativas más poderosas que ha dado Chile. Los Ojos del Gato se disfruta tanto en su rápida lectura (al fin y al cabo no se trata ni más ni menos que de un microrrelato expandido para el disfrute visual del lector) como en el lento degustar de cada una de sus maravillosas ilustraciones, que va a ser difícil ubicar en nuestras exiguas estanterías con sus dimensiones de treinta y siete por veintiocho centímetros, así que puede que os tiente exponerlo como un cuadro.

 

«No olvides guardarme los ojos«

 

En Los Ojos del Gato, con muy pocas palabras se nos habla de decadencia, de enfermedad, de locura, de ambición y de tantas cosas como pueda sugerirnos el robo de este órgano sensorial perpetrado por un águila al servicio de un personaje que vemos casi en todo momento de espaldas, recortado en una ventana que parece alta y solitaria. Sólo hay tres personajes y sólo uno de ellos pronuncia algunas palabras, por lo que lo que también transmite este álbum es una atronadora sensación de silencio y soledad. Hasta el punto de invadirnos la certeza de que en el mundo que nos ofrecen Jodorowsky y Mœbius sólo existen estos tres personajes, en un ciclo interminable de muerte y macabros juegos pseudo-infantiles.

 

 

Quizás pueda parecer que se ha columpiado un tanto la editorial con el precio de esta edición (algo más de cuarenta lereles), pero lo cierto es que hasta el canto de las páginas nos ofrece un aspecto ‘premium’ que busca perdurar entre los cómics que mantenemos expuestos para cuando vengan las visitas.