The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro
Título Original: The Amazing Spider-Man 2: Rise of Electro
Director: Marc Webb
Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci y Jeff Pinkne
Reparto: Andrew Garfield, Emma Stone, Jamie Foxx, Dane DeHaan, Paul Giamatti, Chris Cooper, Campbell Scott, Embeth Davidtz, Colm Feore, Sally Field
EEUU / 2014 / 142′
Productora: Marvel Enterprises / Columbia Pictures
Peter Parker ha sido siempre un personaje marcado por la tragedia. Huérfano de padres, perdió muy pronto al tío Ben y a su primer amor. Se vio obligado a sacrificar su matrimonio con Mary Jane para salvar a la tía May. Incluso, en historias alternativas como Spiderman: Reino o Tierra X se ha presentado a un personaje ya bastante mayor, habiendo perdido a la mayor parte de sus seres queridos. Y aún así, ha sido capaz de levantarse y mirar al mundo con una sonrisa…
Peter Parker ha sido siempre un personaje marcado por la tragedia. Huérfano de padres, perdió muy pronto al tío Ben y a su primer amor. Se vio obligado a sacrificar su matrimonio con Mary Jane para salvar a la tía May. Incluso, en historias alternativas como Spiderman: Reino o Tierra X se ha presentado a un personaje ya bastante mayor, habiendo perdido a la mayor parte de sus seres queridos. Y aún así, ha sido capaz de levantarse y mirar al mundo con una sonrisa. Lejos de autoflagelarse como haría un Batman de la vida, el trepamuros se ha caracterizado por hacer frente a sus demonios internos y no dejar que le impidan perseguir sus metas. Spiderman es un tipo optimista y muy consciente de su realidad, de una cercanía con el lector (y el espectador) que pocos compañeros de batalla son capaces de compartir. En sus historias tienen el mismo peso sus problemas para llegar a fin de mes o para pasar una bonita velada en compañía de sus seres queridos, que cualquier amenaza que sacuda a la ciudad de Nueva York. Aspecto este muy bien tratado por Sam Raimi en su trilogía y que Marc Webb también se ha preocupado en subrayar en sus dos películas, aunque con pequeñas matizaciones.
Si el Spider-Man de Sam Raimi se ponía la máscara y actuaba movido por un machacante sentido de la responsabilidad inculcado por su tío Ben siguiendo a pies juntillas los dictados de las aventuras comiqueras (y que después de 50 años ya cansan un poco), el Spider-Man de Marc Webb saca su fuerza y lucha impulsado por el amor lo que lleva, de un lado, a acentuar el dramatismo del personaje y, de otro, a posibilitar al director a jugar con lo que más le gusta: las relaciones personales. Así, como ya ocurriera con la primera entrega de este reboot, el punto fuerte está en la relación entre Peter Parker / Spider-Man y Gwen Stacy, tratada según los cánones de las romcom, dando lugar a divertidas y tiernas escenas entre ellos. Y es que The Amazing Spider-Man: El poder de Electro comienza con un tono de comedia muy marcado y a pesar de los golpes que recibe el protagonista a lo largo de la trama, acaba en pie mirando al futuro con su característico sentido del humor.
Esta entrega tiene más profundidad emocional y son las escenas entre los jóvenes enamorados las que engrandecen el resultado final. La química entre Andrew Gardfield y Emma Stone es palpable y el director sabe sacar provecho de ella. Mallas al margen, sus problemas y anhelos son de lo más cotidianos y ahí el director de (500) días juntos se siente como pez en el agua. En esta secuela ocurre un poco como en Spiderman 2 de Raimi: presentado el personaje y sus circunstancias, es el momento de indagar en el mundo en el que se mueve y explorar cómo le afecta el hecho de ser un vigilante a su día a día. En ambos casos se rompe el tópico de que segundas partes nunca fueron buenas.
Los aciertos de la primera entrega, pues, se mantienen, al igual que algunos de sus errores. La película vuelve a pecar de un ritmo inconsistente, con un segundo acto que no termina de funcionar, aunque el espectacular y emotivo clímax final lo compensan. Webb, hay que reconocérselo, viene con la lección aprendida y se ve más cómodo narrando las secuencias de acción, aunque en lo referente a la presentación de algunos personajes y conflictos tanto él como su equipo de guionistas parecen estar pensando más en las futuras secuelas de la saga (recordemos que de primeras ya hay preparándose cuatro títulos más entre nuevas entregas y spin-offs) que en la historia en sí. Se produce así el efecto Vengadores, se infla el guión y se alarga el metraje con el fin de preparar al espectador para lo que vendrá en lugar de preocuparse en lo importante, que es contar de la mejor manera posible la historia que se tiene entre manos.
Aún así en términos generales The Amazing Spider-Man 2 funciona bastante bien. Los responsables del film se impregnan de las ideas concebidas en el universo Ultimate y al igual que sucediera en este, hacen mucho hincapié en el pasado de los padres de Peter, justificando así su alargada sombra en el primer film e hilando tramas y explicaciones para que la historia esté más cohesionada. Unas licencias respecto al referente de las viñetas que convencen y dotan a la saga de autonomía e identidad propia.
Y para el final… los villanos. El dicho dice que tres son multitud, y tenemos el ejemplo reciente de Spiderman 3 con personajes como Veneno muy desaprovechados; pero lejos de repetir errores, Marc Webb y su equipo han aprendido de ellos integrando a su triada de malosos perfectamente en el argumento y el entramado de Oscorp –fuente de casi todos los problemas de Spidey, como ya pudimos ver en la primera parte–. Con Rhino sirviendo de aperitivo para el futuro, el peso se lo reparten un desatado Jamie Foxx y un carismático e inquietante Dane DeHaan. Aquí el ego del villano no supone ningún problema.
A pesar de las adversidades (como la desaparición del montaje final del personaje de Mary Jane, decisión que a la postre se revela como todo un acierto) el futuro sonríe a Spider-Man, que promete seguir luchando sin descanso en los años venideros.
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