Enrique Urbizu regresa al fin tras un prolongado silencio con uno de los géneros en los que mejor se desenvuelve, el cine negro. En su nueva película, No habrá Paz para los Malvados, nos cuenta como el inspector Santos Trinidad (José Coronado) emprende una cada vez más complicada carrera contrarreloj para eliminar al único testigo de un crimen cometido por él mismo.
Tanto por su temática y como por los derroteros por donde se contonea, el film podría considerarse dentro de una suerte de trilogía junto a Todo por la Pasta y La Caja 507, del mismo autor, aunque careciendo de la entretenida «macarrería» barriobajera de la primera y del sentido del ritmo de la segunda. Al no contar con esas dos virtudes de sus predecesoras, nos queda una película seria y bien realizada, lo que evidentemente no tiene nada de negativo, pero a su vez adolece de ser excesivamente lenta en la mayor parte de su zona central salvo momentos puntuales, lo que por desgracia puede acabar por hastiar a los espectadores menos pacientes.
El problema en cuestión parece venir de un guión firmado por Michel Gaztambide y el propio Urbizu, donde dilatan y enmarañan la trama más de lo necesario, haciendo un revoltijo de corrupción, narcotráfico, criminales de variopintas nacionalidades y hasta terroristas islámicos, todo ello siguiendo una investigación a dos bandas, una oficial conducida por la Juez Chacón, y otra ilegal impartida por el protagonista para sus propios fines. Semejante maraña se resiente al no podérsele dar a cada línea un tratamiento adecuado, y algunas tienen pocas pinceladas. Una trama que podía haber sido sobresaliente con el ritmo adecuado, que sólo mantiene en el impactante inicio y en el último tercio, aquí se convierte en algo denso y complicado de digerir. Aunque en su defensa cabe decir, que la investigación policial está bien relatada, encaminándola por senderos más realistas que los acostumbrados, como ya se hiciera en El Alquimista Impaciente de Patricia Ferreira, salvando las distancias.
José Coronado borda su papel de Santos Trinidad, un malvado más, un antihéroe de los que no abundan en el panorama español. Es un personaje sólido e interesante, quemado y de vuelta de todo, que puede recordar por su autodestrucción, alcoholismo y oficio, al interpretado por Daniel Auteuil en MR73. Pero si algo se le puede achacar al personaje, es que los guionistas le hayan privado de mayor interés dando escasos retazos de su pasado, probablemente para hacerlo más misterioso, pero consiguiendo sólo que sea insuficiente la información dada sobre él, de modo que el espectador tenga que adivinar el por qué de sus acciones o cómo acabó siendo de esa forma, pues las pistas dadas no son concluyentes.
Junto a Coronado —no está solo pese a parecerlo debido a la ola de alabanzas recibidas por doquier—, se encuentra la también cantante Helena Miquel, la cual sorprende cumpliendo con creces su papel de la Juez Chacón, quien investiga el caso junto al infravalorado Juanjo Artero, muy correcto como el Inspector Leiva, personificándose en él la antítesis de Santos Trinidad y lo que podía haber sido.
La fotografía de Unax Mendía (Bosque de Sombras, 2006) es apropiada en las diferentes escenas, muy lograda en las que debe transmitir desesperanza y tristeza, creando un buen equipo con la música de Mario de Benito (Un Franco, 14 Pesetas, 2006), que siempre está ahí, discretamente, haciéndose notar cuando debe.
Resumiendo, un film que ha generado demasiadas expectativas con las críticas de San Sebastián y con su Rock & Roll del trailer, pero con unas virtudes y un sabor clásico que les encantará a los incondicionales del cine negro, pero que hará perder el interés de quien desespere con historias lentas. Muy buen trabajo de Coronado en su tercera colaboración con Urbizu, tras La Caja 507 y La Vida Mancha, aunque puede que muchos esperen más del regreso del director vasco. Por último nombrar las curiosas connotaciones religiosas en un film de éste género en el nombre del protagonista o en el mismo título, y que no queda muy claro qué mensajes quiere dar o qué pretende denunciar.
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