Rodado y proyectado en la Flagship Store de Telefónica, el corto de Morett contó con el apoyo tanto de este gigante de la telefonía española, como de la compañía Sony Ericsson quien proporcionó prototipos de móviles no comercializados por entonces: el modelo Vivaz y el X10. Estos modelos, sumados a la innovación arquitectónica de la Flagship Store de Gran Vía 28, aumentan la sensación de un futuro no muy lejano donde los humanos convivimos con unos seres de otro planeta capaces de adoptar cualquier forma.
Carlos nos soprende esta vez con un corto sobre alienígenas que… hasta aquí puedo leer, porque como bien dice Paula Fumagalli, contar mucho más sería reventar la película. Morett es un director muy preocupado por la estética; como bien dice él, le gusta cuidarla y podemos ver esa cosa innombrable en la atmósfera de ese mundo futurista que nos crea que es igual, tanto en Cíclope (su anterior trabajo) como en Morphos.
Además, es un hombre de los saltos en el tiempo. No le gusta nada seguir un estilo cronológico lineal en sus trabajos; si no salta del presente al pasado no se queda a gusto. Esto hace que no sepas qué es el presente y qué es el pásado/futuro. Esto no es malo, porque como dicen en la cinta, «no te creas todo lo que ves».
Y no creer es lo que hacemos, cuando vemos que este hombre que empezó pintando de verde un sotano para poder rodar algunas escenas, ahora tiene a su servicio ese enorme y futurista edificio que es la Telefónica Flagship Store. Claro que tener cosas «guays» se pagan y nos ha dado la sensación de que hay más marketing que cine en este tema. Y no es que sea malo, es bueno que se dé a conocer a este tipo de directores con tanto futuro, pero creemos que Movistar y Sonny Ericcson han tenido demasiado peso. También es verdad, que en el corto, lo único que vemos así es el prototipo del X10. Pero todo lo demás, es una acción de relaciones públicas. Muy buena, por cierto, pero una campaña al fin y al cabo.
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