Área de Contención X

Área de Contención X #2-3: Obsesiones niponas, obsesiones internacionales

Área de Contención X #2«Hará con nosotros lo que quiera y nos devorará«

 

Me quedé con muchas ganas este verano por ver cómo continuaba Área de Contención X. El tema de los bucles temporales siempre me ha molado y en este caso los mangakas trataban de añadirle algo más a la trama de los dos adolescentes encerrados en su bloque que me hizo querer seguir leyendo y desentrañando los misterios en torno a X y el ciclo infinito de muertes y resurrecciones que rodea a la pareja protagonista. Otra de las incógnitas que me venía rondando la cabeza es que, según cómo se continuara, las historias sobre bucles temporales son muy golosas a la hora de adaptarlas a la pequeña o gran pantalla. De momento Área de Contención X (Kankin Kuiki Level X en japonés) tan sólo cuenta con una adaptación al ‘anime’ que entrecomillo porque es más un paso al flash (como los cómics animados que hemos visto otras tantas veces), pero lo cierto es que tras leer los dos nuevos volúmenes con los que Hidra Manga cierra la historia me quedo con la impresión de que sí: Área de Contención X funciona muy bien como presentación y storyboard para el posible paso de esta aventura a otros formatos.

 

El segundo volumen de la obra de Dr. Peep adaptada al manga por Meshe introduce una nueva variable (la vemos en portada, no es ninguna sorpresa) con la entrada de dos misteriosos niños a los que nuestros protagonistas deberán proteger al tiempo que huyen de una nueva amenaza. Pero, ¿quiénes son esos críos? ¿Y por qué X es cada vez más sofisticado? Todo el segundo tomo vale para una oscura, retorcida y ligeramente desagradable película de terror (de hecho, me asusta terminar acostumbrándome a las imágenes macabras que nos ofrece este manga), pero son sus capítulos finales los que nos lanzan a un tercer y definitivo volumen en el que los personajes implicados se multiplican y la trama por fin parece capaz de huir de su carácter circular para avanzar hacia un final que, pese al regalito visual que nos deja Meshe, podamos considerar como conclusivo y satisfactorio.

 

«Puede que no haya pasado ni un día entero…«

 

Me hace reflexionar este manga, ahora que lo he terminado, sobre la recurrencia nipona a describir visualmente escenas grotescas, cuerpos mutilados o severamente retorcidos (Junji Ito es un maestro en este arte) y la temática infantil y adolescente como telón de fondo a historias que siempre nos dejan con un cuerpo regularcillo. Veo la portada de Área de Contención X #2 y, sin irme al terror, no puedo evitar pensar en el Monster de Naoki Urasawa (quienes conozcan la obra sabrán exactamente por qué). Sin embargo, una vez uno viaja a su interior, se encuentra con que la amenaza que persigue a nuestros protagonistas no podía tener un aroma más europeo. Y aquí quería ir yo a parar. Estamos ante una obra que pertenece a esta nueva generación de creativos nipones que ya no sólo miran hacia el ombligo metafórico de su nación (Urasawa siempre me ha parecido un adelantado a cualquier tiempo), sino que se apoyan ya no sólo en inspiraciones y escenarios europeos o americanos, sino en temáticas (tipos de terror en este caso) que son mucho más internacionales y exportables.

 

Área de Contención X

Portada de la versión animada de Área de Contención X

 

No creo que sea esto un movimiento cien por cien consciente (por supuesto, las editoriales sí que priman esto cuando seleccionan las nuevas historias que van a apoyar), sino que me da la impresión de ser el mero resultado de una sociedad cada vez más globalizada e interconectada en la que las ideas y los gustos se mezclan, no para destruir lo que había antes, sino para enriquecernos a todos. No es difícil imaginarse un Área de Contención X ambientado en una torre de pisos japonesa, pero tampoco es tan complicado imaginar la misma trama teniendo lugar en un bloque de Móstoles y eso hace que la historia que ha editado en nuestro país Hidra Manga se pueda disfrutar en cualquier parte y por cualquier alma lectora.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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