No se me ocurre mejor momento que este para estrenar un manga como Farewell, My Dear Cramer. Igual el próximo verano, coincidiendo con el Mundial femenino que tendrá lugar en Australia y Nueva Zelanda. Pero en este extraño final de año con la Copa del Mundo masculina rugiendo política y deportivamente, Distrito Manga ha encontrado el momento perfecto para sacar pecho de este spokon (el término para referirse a los manga/anime deportivos) futbolero.

«¡Ni que fuera Roberto Carlos!«

Ya con el formato elegido (el kanzenban, que suele reservarse para ediciones de lujo o reediciones con solera), la editorial hace patente el interés y potencial que le ven a la obra de Naoshi Arakawa, cuya edición original contó con trece volúmenes recopilatorios (en formato tankobon, con lo que presumiblemente la edición española tendrá no más de seis o siete tomos). A esto debemos sumarle -al menos en esta primera entrega- el detalle de la sobrecubierta reversible con el que la editorial quiere darle un puntito añadido al manga. Así pues, Farewell, My Dear Cramer es una trabajo que desde su presentación entra por los ojos.

Ahora bien, ¿qué nos vamos a encontrar en su interior? Un trabajo a medio camino entre el slice of life y el spokon sobre las nuevas componentes de un equipo juvenil de fútbol femenino. A lo largo de las páginas conocemos a Nozomi, Midori, Sumire y el resto de integrantes del equipo del instituto Warabi Seinan (incluyendo a su entrenadora, Naoko Nômi) y descubrimos cuáles son sus pasiones y frustraciones dentro y fuera del campo.

Arakawa da la importancia justa al fútbol. Cuando está metido en faena da apuntes tácticos y explica conceptos interesantes acerca del deporte. Todo con un enfoque muy realista. Si se os ha pasado por la cabeza, olvidad mangas/animes como Capitán Tsubasa (Campeones) y similares. Por pedir, se echan en falta referentes femeninos por parte de Arakawa, que cita a jugadores como Messi, Roberto Carlos (a quien las estudiantes del Warabi solo habrían visto en vídeos de youtube) o Gareth Bale, pero olvida a estrellas como la brasileña Marta Vieira,  las estadounidenses Hope Solo o Alex Morgan o, incluso, la japonesa Saki Kumagai (en cuyo palmarés lucen una plata olímpica, un mundial y cuatro Champions), jugadoras todas contrastadísimas en el momento en que se publicó el manga originalmente. Habiendo modelos a seguir, ¿por qué no aprovecharlos?

Una escena del anime ‘Farewell, My Dear Cramer’

Y da la importancia justa al fútbol, porque lo que prevalecen son sus protagonistas. Fuera del terreno de juego el deporte sigue estando presente (no en vano es el motivo por el que todas ellas se conocen), pero se convierte en un contexto en el que Nozomi y las demás pueden desarrollar sus diferentes roles y crecer como personajes. En este sentido la lectura es muy inmersiva, equilibrando sus diferentes facetes: desde el día a día en el instituto y campo de entrenamiento, los descargos cómicos y los puntos más dramáticos (que responden a las preguntas habituales de ¿dónde encajo yo? o ¿vale la pena tanto esfuerzo?). Farewell, My Dear Cramer, no revoluciona, pero conoce muy bien sus puntos fuertes, ofreciéndonos una muy grata experiencia. Con el plus, además, de aportar su granito de arena a la visibilización y reivindicación del fútbol femenino.

La generación pasada tuvo a su Oliver Atom y su Ronaldo Nazario. La nueva generación tiene a Nozomi Onda y a Alexia Putellas. Ni tan mal.